martes, 22 de abril de 2008

La publicidad estatal




¿Han visto como se enfrentan los medios por la publicidad? Aunque realmente disparan contra el impresentable Luis Alva Castro y el muchacho Miguel del castillo, hijito del de Jorgito del Castillo, nada menos que nuestro insensible premier a quien los medios sueltan para volverlos a acuchillar cuando la publicidad no le es favorable. Aunque es lógico pensar que los criterios de la publicidad no están bien establecidos en ninguna parte de los manuales legales para otorgarse, sino siempre se han regido por el “raiting” o tiraje que pueden mostrar los medios, es cierto también que hay una férrea disputa por una publicidad que es el sustento de la mayoría de las empresas periodísticas y por consecuencia de sus múltiples periodistas.

Correo escupe contra La Primera porque consigue algo de publicidad privada para su austero medio donde escribe un inmanejable opositor Hildebrandt, que de por si ya asegura un lectoría importante. Correo sabe que de no conseguir ninguna publicidad - claro que el gobierno no quiere contratar estos servicios – es fácil acusarlos en interrogante, por si acaso, de “Chavistas” o, tildarlos de un “sucio negocio que financian misteriosamente este medio”. Pero Correo, por ejemplo, obtiene el 73% de la publicidad de “Anchoveta” dirigida al consumo de los pobres, es decir a Rafael Rey no le importa que su diario favorito no llegue a estos sectores desnutridos sino al público A y B, adictos a Aldo M. como lo llama Raul Wiener de La Primera quien advierte que este producto aún es fantasma en los mercados populares, es decir hasta se miente en cuestiones de publicidad. Un claro ejemplo de cómo sujetar la boquita de algunos periodistas y sobre todo sobrevivir un sistema económico cada vez más cuestionado sobre todo en provincias. Esta es la publicidad en democracia, siempre que se entregue a los lobos, entonces las cosas están Ok.

Ahora las últimas encuestas señalan que el bajón en la popularidad del presidente García se debe a la falta de comunicación y la flojera o excesivo trabajo administrativo de los ministros. Sale Mulder acusarlos tratando de llevar agua para su molino pero de tanto apuntarlos se desgasta y ya nadie parece creer en un Mulder férreo y crítico dentro de su partido que pierde identidad. Incluso algunos ministros llegan a decir que no se sabe comunicar las acciones de gobierno por consecuencia falta publicidad. Y claro los medios felices asienten estas declaraciones.

Pero en algo tienen razón los que asesoran al gobierno en imagen: Vale mucho, por ejemplo, que García entregue esta bolsa de productos para “paliar” la crisis, mejor si el programa se extiende a provincias o que se refuerce los datos de “Crecer” y se publiciten los aportes educativos y en salud que se han conseguido como condición de recibir este beneficio económico en zonas rurales. Pero esto sirve para provincias, no para la Lima de conos que quiere agua y menos para la Lima de los atolladeros de tránsito por remodelación de la ciudad por temas de APEC. En provincias es igual, la publicidad estatal se dirige sin ningún sentido, sino observemos como esta se difunde sin estudio ni sondeoni sentido común, que le va interesar para la localidad de Chivay que en Arequipa se construya una represa para unos distritos urbanos cuando Chivay está a cientos de kilómetros de este beneficio y por ejemplo que le va interesar a un público A y B de Iquitos que se construya un mercado para productores de provincias. Es importante pero publicidad mal dirigida.

jueves, 3 de abril de 2008

Un día en la calle





Son 5 y 30 de la mañana en Iquitos y el movimiento está por comenzar. Es jueves y normalmente suele ser un día semi movido, la costumbre dice que no son días espectaculares pero uno nunca sabe y eso lo mejor de esta profesión. Las ondas de la FM empiezan a emitirse minutos antes de las 6 de la mañana y hay que estar atento para cazar a lo intrépido el mejor ángulo de la noticia, estamos en competencia con diez emisoras pero lo peor es la propia ira de producción en cabina que no deja de joder exigiendo el ángulo “picante” y sobre todo la anticipación. Soy acompañante de Genaro al que los “búfalos” de la locución y la prensa radial le dicen temerariamente “El Tanque”, pero él es, todo lo contrario.

5 y 50 y en la Pevas cuadra 11 un camión se atolló por culpa de su propio peso y derrumbó 20 metros de la antigua alcantarilla. Los vecinos se quejan y empiezan las eternas fabulas que hacen encantadora esta ciudad. “Es de Odebrecht. Casi mure una señora. Los niños se salvaron de milagro”. El problema desnuda una realidad profunda como es el colapsado sistema de desague y una desordenada y truculenta red inservible que se defeca más por corrupción que por desechos naturales de la gente. Las ondas se expanden y una audaz mirada particular empieza a transmitirse en cada frecuencia. En las cabinas cada estilo es más incisivo y el alcalde y la empresa constructora de unas obras aledañas son las eventuales piñatas, la gente adormitada interviene con sus condimentos particulares y los cinco minutos en escena, convierten una vez más en suculentas páginas sociales un tema trascendente y fatal.

No importa ya. Los minutos hacen su tarea por lo que no es prioritario detenerseCada audaz se dispara con el celular en línea y se olvida del asunto con la misma velocidad con la que llegó. Nos vamos a la Comisaría 9 de Octubre, jurisdicción de San Juan y Belén. No se explican porqué, pero esta dependencia es una caja de Pandora a diferencia de las otras, algunos en el trayecto dicen que es porque abarca 2 distritos y hasta creen que “los tombos” allí trabajan más. Pero yo aún sigo creyendo que su gente se ha puesto de acuerdo en no aburrirse tanto como en las otras jurisdicciones. Dos vecinas se pelean por ser vecinas, un “sujeto” (como lo llaman los que están en cabinas), le ha pegado una vez más a “su mujer” (como la llaman las vecinas). “No pasa nada” dice el tanque y Marco Antonio que se suma a la rutina. Van a dar las 7 de la mañana y “la cosa” está tranquila sólo que en Radio Patrullas uno de los reportes dice que un “mono loco” ha tenido que ser encarcelado porque no puede con su genio.

Es un mono enjaulado que parece vengarse de todos por su mortal cautiverio en ciudad. Quiere atacarnos. Quienes son los locos, bromean a la distancia unos policías. Amenaza la lluvia pero más pensar en el cierre de edición. Felizmente no se ve – por ahora - el grupo de periodistas con una sola pregunta, una sola decisión y una sola personalidad que normalmente acuden a las conferencias. Un caldo de gallina cae bien, hay resaca (¿cuando no?). Se acerca las 8 de la mañana y las radios están disparando sin cuartel. La prensa en Iquitos es muy particular lo que contrata con sus facturas, que si es muy estatal. Ya no importa, es hora de la reunión habitual en el diario y me alejo un poco porque un imprevisto con mucha intensidad periodística me sustrae por unos minutos. Se acuerdan comisiones y se refuerzan estilos, pero la lluvia lo jode todo, una vez más los metereólogos se han equivocado.

Cuando llueve se repasan los temas y también se adormita un poco. En educación se tropiezan en errores, en Salud todos se están arañando, los apristas se rotan los puestos públicos, los indígenas están que regalan abogados, los jueces se denuncian por su trabajo impopular, los puentes en el Nanay se caen antes de construirse, el presidente está de viaje y un vicepresidente que se pasea apagando los incendios. Lo nacional no es noticia, eso sí, los productos suben cada vez más, la señora que nos vende el caldo de gallina dice que el aceite ha subido de 2 soles a 8 soles en una persignada, ¡es un clamor!, pero esto no se publica, no se escucha, no se ve en la televisión. Tal vez por eso el mono también se volvió loco.



La lluvia ha desatado los males sempiternos de Iquitos, termina la mañana con una secuela cíclica de estos temas en los medios: Fugas de agua, halagos, cortes de energía, fugas de energía, más huecos que pistas, con el olor impregnado de las aguas servidas, más limpias de las que se cocinan en cabina, sin lugar a dudas. Un día en la calle de un periodista es mojarse por dentro y por fuera, es empezar en la madrugada – sin casi haber dormido – sobreparar a medio día para acelerar por la tarde y terminar de arrojar la adrenalina en la noche y viceversa, es contranatura de lo oficial y “mimetismo” en el submundo, ese donde se huele la vida, el ron, la caña, y todo el alcohol permitido que esta noche voy a volver a inyectar en las venas. En un clima tan inesperado como el de Iquitos y con esa fauna amical, los días se hacen pasión y es el mejor amor para volver siempre. Hasta siempre.

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