martes, 29 de septiembre de 2009

Hildebrandt conquistó Arequipa

- César Hildebrandt con Tierra Nueva, en una noche para la memoria de la ciudad Blanca. Periodista fue aclamado ante más de 1500 personas.
- “Cambio de Palabras”, el libro más vendido de la FIL 2009.
- César Hildebrandt: Nunca dije algo que era mentira. Estoy feliz de publicar en Tierra Nueva.

Arequipa (Héctor Tintaya-enviado especial) Un efectivo de la PNP rompió el cerco que habían armado ellos con el equipo de seguridad y los jóvenes voluntarios de las universidades en la FIL Arequipa 2009 y se acercó peligrosamente donde César Hildebrandt, que en ese entonces iba a subir al escenario del anfiteatro del parque “Libertad de Expresión”. Estaba abarrotada, literalmente. La Feria a las 7 de la noche del sábado se había paralizado para el beneplácito de los organizadores y la envidia de las grandes editoriales del país.

El efectivo llegó entre los apretones de cientos que pugnaban una foto o sólo verlo de cerca y, si no hubiera estado uniformado de repente no habría podido llegar hasta Hildebrandt, quien en un acto de impronta defensa lo miró fijamente. “Solo quiero tener el orgullo de estrecharle la mano, señor Hildebrandt”, le dijo el efectivo recibiendo una respuesta de agradecimiento del más importante, influyente y honesto de los periodistas del Perú: digámoslo bien. Del mejor de todos nosotros. Subió al escenario arequipeño de la noche del 26 de septiembre y fue aplaudido multitudinariamente. Lo flashes no terminaban y talvez fue la explicación que usó el presentador, periodista Eduardo Ugarte, para decirle que, fácilmente podía sentirse como una estrella de cine.
Horas antes en la Universidad Católica de Santa María, ante más de 500 estudiantes ya había dado una explicación a este fenómeno. César Hildebrandt, no sale en la TV, al menos no en una cadena nacional y sólo salía por un canal metropolitano de Lima al cual renunció sumando su retiro número 15 de la TV nacional, el periódico en donde escribe una columna de opinión (La Primera), no llega a muchas regiones, incluso Arequipa –eso le hizo recordar la gente– y, sin embargo es aclamado por adolescentes y por personas de la tercera edad. Lo reconocen, lo saludan, lo respetan, lo admiran. Digámoslo claro y directo, otras “estrellas del periodismo” podrán tener fisgones, público ávido de ver si los reflejos de la TV brillan igual en directo, pero no irán a escuchar a aprender a asombrarse con alguien que marca la escena de la crítica nacional.

Me rebelo, luego existo

Todo pintó para bien. Desde el cielo azulado de Arequipa el sábado en la mañana que arribó César Hildebrandt al aeropuerto characato hasta la noche tibia final de su presentación. El mismo día, llegó junto a Rebeca Diz y su pequeña y sus padres de su compañera a la que en todo momento le brillan los ojos cuando lo escucha y lo ve. A medio día se quiso encontrar con universitarios y lo hizo en el auditorio Miguel Grau de la universidad privada esta vez tomada por los alumnos provenientes de todos lados y carreras profesionales de las distintas universidades. Efraín Rodríguez no cabía en su cuerpo al tener la responsabilidad de presentarlo, pero igual, sostuvo el papel mojado por su sudor y le dijo algo que Hildebrandt aplaudió de pie. La prensa ha caído en el Perú, por eso lo tenemos como el mejor de nuestros ejemplos, luego de hablar de su tareas napoleónicas de enfrentar al poder.

Todos los estudiantes estaban pasmados pero no fue motivo para que articulen preguntas muy profundas y muy bien planteadas, algo que posteriormente nos confesó Rebeca. De las mejores presentaciones donde yo he asistido, nos dijo, emocionada por tanto afecto. Pero no fueron preguntas tibias, no, fueron cuestionadotas lo que enriqueció las respuestas con un machete insuperable, porque Hildebrandt que en nuestro país era una necesidad reinventar a Descartes, pues la situación política nos lleva a pensar “me rebelo, luego existo”, pero con una rebelión de ideas, de postura y de conciencia ciudadana. Al final se fue entre un cordón del auditorio escuchando cómo voces femeninas, a lo lejos, gritaban: “Te amamos, César”, y no eran de burla sino de pura verdad.

Estoy orgulloso de Tierra Nueva

A las seis de la tarde estaba frente a los flashes de los inquisidores de momento. Los periodistas preguntaban de todo, no se callaban y cuestionaban por ejemplo el hecho que La Primera podría estar siendo financiada por Hugo Chávez a lo que Hildebrandt respondió como siempre. Versiones desde esa derecha racista que piensa que sólo ellos pueden hacer las cosas y que nunca se ha demostrado algo fidedigno de esa acusación sino sólo un estribillo que muchos periodistas preguntan para darse aire de cuestionadores. Pero también hubo bromas y, claro, no faltó esa pregunta de admiración de uno de ellos. ¿Porqué publicar en una editorial de provincia y no en otras?, Usted que es provinciano me lo pregunta, le dijo. Estoy orgulloso de Tierra Nueva con quien vamos a presentar mi próximo libro “La Cámara del Horror” en diciembre que viene. Silenciando a todos en el Salón de Las Américas del mejor hotel de Arequipa y dando por concluida la conferencia.

Nunca he mentido

Ya en la noche y ante más de mil quinientas personas la cosa pareció desbordarse pero todo sucedió a flor de piel. Este servidor dijo que Tierra Nueva y Pro y Contra estaban orgullosos de tenerlos como uno de nuestros escritores y que la Amazonía estaba presente también en la 1ra FIL Arequipa. Habló el mejor de todos y el mejor legado que dejó a todos fue reconocer abiertamente que ha tenido seguramente cientos de errores, que él no es un hombre de derecha y que por eso habrá hecho algunas concesiones, pero que jamás ha mentido concientemente. Al final firmó más de 200 libros, se quedó hasta el último y tuvo que suspender la cena. El efectivo policial se quedó cuidando el parque y seguro habrá contado como algo heroico en su carrera, haberle estrechado la mano a César Hildebrandt – Pérez Treviño.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Elogio a la locura




El Ministerio de Salud ha presentado un estudio cuyo título dice: Anales de la salud mental: Estudio epidemiológico de la salud mental en Iquitos. Anelhy no creo que haya leído el estudio, pero debe ser parte perdida de algunos de estos números.


Anelhy es una mujer de 29 años que ha terminado sus estudios de Educación en el Instituto Superior Pedagógico de Loreto. Egresó entre las tres primeras de su promoción y si no fuera por cuestiones de presupuesto en su familia, seguramente habría sido la primera de su promoción en sustentar su tesis en Lengua y Comunicación. Ha seguido estudios de Inglés y Artesanía para complementar su formación pedagógica y porque consideraba que, en una posibilidad de trabajo rural, necesariamente tendría que completar sus horas de horario en otras áreas educativas y no quería ser inútil. A duras penas y arrancando los centavos del bolsillo de su madre - porque su padre falleció hace años - ha terminado su carrera luego que por muchos años tuvo que trabajar para poder ayudar a sus demás hermanas por lo que perdió años habiendo podido estudiar en ese lapso quinquenal académico que vivimos al ingresar a los 20. Nunca se desanimó, hasta ahora que ha empezado seriamente en suicidarse.

Anelhy no es loca, pero está a punto de volverse. No en la locura que habla de la enajenación o la pérdida de la razón que establece ciertas normas sociales de comportamiento, pero sí desde el punto de vista de retirarse independiente y sin presión personal y sólo llevada por el desaliento y los malos ejemplos de la sociedad, hacia la muerte. Sin permisos ni penas para nadie. Hace ya dos años que ha egresado de sus estudios y no ha encontrado trabajo. Se encuentra dentro de ese 57.7% de las mujeres loretanas que, según el estudio epidemiológico de salud mental de Iquitos realizado por el MINSA, identifica al desempleo como la causa principal de todos los problemas en el Perú, al desempleo, pero también y aquí sí se apunta directo, pertenece a ese 15.9 % de mujeres que tienen deseos de morir en Loreto y ahora que leerá esto de repente se encasille en el 1.6% que ya tiene planes (mañana o dentro de un año) de quitarse la vida.

Y la deprime más la situación de sus compañeros, porque sabiéndose muy buena en los estudios, hija responsable y cariñosa, hacendosa y siempre alerta a las nuevas tendencias y actualizaciones en su rama, sin embargo muchos de ellos, le han valido un carajo estos requisitos. Muchos, como una expresión de la decadencia generalizada, le han enrostrado sus contratos de trabajo en el Estado y sus credenciales familiares que lo acreditan como muy apto para incurrir en la corrupción, de cómo consiguieron trabajo cuando sea, donde sea y con quien sea. Anelhy ha pensado que debió compartir sus estudios con la militancia partidaria porque calcula, ya sin rubor, que haber militado en uno de estos grupos que ostentan el poder la habría llevado a mejor puerto laboral. “No hubiera estudiado inglés y hubiera adquirido mi carné o mi inscripción”, me dice, con una pena que ya empieza tornarse en peligrosa.


No pertenece a ese 44.3 % de mujeres en la región que han sido víctimas de abuso físico por parte de su pareja, porque aunque no se crea actualmente en esta condición, ella se ha mantenido soltera pensando en no recargar la canasta familiar y además porque no ha llegado el hombre que piense tan planificadamente como hasta ahora ella pensaba. Ni siquiera se ha ubicado en el 8.2 % de mujeres que en Loreto, según el estudio del Ministerio de Salud, han sido maltratadas en el periodo de enamoramiento y talvez tampoco en el abultado 81.8% que recibió tratos inadecuados en el enamoramiento. Talvez esa condición de soltería y cierta pulcritud de comportamiento en el amor, haya sido una de esas variables que ahora intentan llevarla a la perdición de la parca. La defraudan los hombres machistas que ya sabemos que en nuestras localidades son legión, es irascible ante la infidelidad porque intenta llevar los cánones de cristianismo que le inculcó su padre fallecido, y, aunque no le molestan los bailes, la diversión y los paseos, sí se muestra muy negativa al licor y a las drogas con que muchas veces se asocia o se complementa la diversión de “estos tiempos”.


Tiene 29 años y a esa edad la mayoría de mujeres requieren sino fisiológica, al menos emocionalmente tener un complemento a la felicidad pasajera. Al menos a algo que se parezca a eso. No tiene aún un hijo, y menos un prospecto de pareja, no cuenta con trabajo y su madre está empezando a pensar que algo malo hace con los hombres. Se pasea con su currículum por diversas instituciones, lo ha hecho ingresar por Internet, acude a los llamados escabrosos que requieren “señoritas de buena presencia”, pero se da cuenta que las que requieren deben ser jóvenes, muy jóvenes y, aunque ella es muy estilizada y guapa, piensa que sería más fácil transitar por “la buena estadía” que significa pasar el umbral de la muerte, que recurrir a las artes amatorias que no estuviesen motivadas por el amor. Amor, Esa palabra que conoció alguna vez pero que ahora le resulta tan extraña, lejana e improductiva que no le encuentra importancia al observar a sus inferiores yendo, viniendo del trabajo, saliendo los domingos con sus hijos, jugando en el parque, e intentando ser felices al amparo de la normalidad. Una vez más, se reafirma en el suicidio.


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miércoles, 9 de septiembre de 2009

No era homosexual, era gay



Hablar en abreviaturas, apócopes o palabras al revés (o sea invertidas) es gay: mi abue, tu celu, el ñoba, mi lompa, el bille, seño, veci, porfa o - ¡qué desfuerzo! – porfis. Quitarle las últimas sílabas a los nombres – Fernan, Javi, Fede, Gonza – es gay. Chatear es gay, chatear usando emoticones es recontra gay y si los emoticones tienen efectos especiales del tipo-labios-gigantes-que-te-besan-a-toda-pantalla, bueno eso ya no es gay, eso es cabrazo…Ser culto, es gay, tener blog es gay..ser periodista de espectáculo es gay, pero cubrir la sección cultural es aún más gay…saber cuánto mide tu pene es gay. Llamar pene a tu pene es gay…” Todo es Gay- Por favor no me beses


Decir lo inesperado puede ocasionar siempre dos cosas. Como en la vida, todo está supeditado a lo bueno y a lo malo, lo negro y blanco a lo alto y/o bajo, gordo o flaco. Yin, Yang etc. Beto Ortiz también es algo así. Hombre, mujer o al revés, pero los intermedios todavía son algo no comestible para nosotros. Contranatura, iconoclasta, irreverente, desconocido, inaceptable, indigerible, extraño y porque no, censurable. El libro del periodista sugiere también dos cosas. El presentador de la TV que un día se atrevió a instaurar una discoteca en plena Amazonía, mucho más imponente que cualquier otra, frente al río, republicano, azulejos y toda la farándula limeña se encontraron para fumar por la prosperidad de una buena idea, que sin embargo se truncó porque hubo mala administración o de repente sí había, no hubo buen marketing o talvez sí, no existió nunca un plan, de repente sí lo había, nunca se compitió, seguramente que sí, la gente estaba acostumbrada a otros formatos, de repente no, pero nunca se habló que la propiedad de una discoteca en manos de un homosexual, era un espanto para la abierta y tolerante fe “charapa” o de repente sí se habló, pero no importó, ¿oh sí?

Pero presentarlo como homosexual ante su libro, no debió generar un levantamiento emocional, ¿oh sí? ¿porqué? Si es una casualidad de las hormonas a no destacar sino por el contrario enumerar entre otras que no distinguen o menosprecian una obra, entonces ¿porqué deberíamos alertarnos?, no que éramos los superados, los mentes abiertas, libre pensadores, “alegres”. No debió utilizarse para la broma o el espanto y, por el contrario, debió haber sido un honor un galón en el pecho, una herida de guerra, pues la discriminación contra un género que de por sí es censurado y mal olido, que se sobrepone ante todo y destaca haciéndolo libre y hasta “fashion” es todo un triple mérito, o de repente, aún no lo es.

Dos cosas. Como en su auto-presentación en la solapa de su libro “Por favor, no me beses” donde Beto Ortiz empieza. “Es homosexual. Tiene 41 años y 3.5 de miopía, alergia al polvo, hipotiroidismo y pie plano…” Por fin lo dijo, es homosexual ¿oh no? Porqué se ríen entonces, si él lo dice ante miles de sus seguidores que además hasta pueden acariciar sus palabras lo pueden acurrucar con la ternura valiente que significa ser homosexual en una sociedad donde te ríes de él, con él, de mí, de tú propia experiencia: ¡conchudo de mierda! ¿Porqué no se puede decir esto ante 60 personas? Quienes seguro han llegado liberados y predispuestos a ver su alma inconsciente de hablar por nosotros cada noche a las 11 como enemigo íntimo, blandiendo su humor y su irreverencia como una especie de espada cuya licencia sentimos que ha nacido de/por nosotros.

Sólo dos cosas pueden suceder. Si digo que es un puta escritor, no pasa nada y por el contrario de repente se enterarán que el libro es una edición de lo último que ha hecho en medios que ya se han leído, pero si dices que es homosexual pueden pasar dos cosas. Que la gente lo admire aún más por haber superado una barrera nacional y se rindan ante sus pies por la maldita pluma que maneja, pero si no, puede suceder que la gente lo vea con ojos de carroñero. Si lo primero sucede está bien, pero si pasa lo segundo pueden pasar dos cosas. Que terminen por caer en el recuento soso de las causas de su llegada a Iquitos o que la gente se fije en su pantaloncito oscuro y sus singulares y pequeñas zapatillas marrones, sus gestos exagerados y su sonrisa cómplice hacia su acompañante, si pasa lo primero, entonces estamos bien, pero si pasa lo segundo, entonces pueden suceder dos cosas. Que la gente caiga en cuenta que se trata de un tipo normal y hasta “ganzo” que, además aumenta su mérito o que cualquier cosa que se diga de ahora en adelante pasará desapercibido porque ya todo es homosexual. Si pasa lo primero estamos bien, pero si pasa lo segundo pueden suceder dos cosas. Que la gente piense que es un “buen” homosexual que ha tenido los cojones para reírse de él mismo en sus crónicas urbanas, en la TV o con cuanto círculo conservador que se le ha cruzado lo que incluso lo ha llevado a enarbolar la bandera contra la discriminación (étnica, social de género, etc…), pero si pasa lo segundo pueden suceder dos cosas.

Que la gente en el Noa empiece a verse entre ellos para identificarse por la risa quién es más homosexual que el otro, o quién se ha vestido levemente rosa o “súper” o quién no ha ido al gimnasio esta semana o puede suceder que de ahora en adelante el otro presentador utilice lo “homosexual” para darnos cuenta que una palabra tan generalizada e instaurada es al mismo tiempo algo que no te puedes licenciar sin esperar que no pase absolutamente nada. Así estés donde estés. Beto, aunque no lo reconozca y ya se haya curtido de las “simpáticas” burlas del Chino que además todos celebramos fuertemente hasta que retumben las paredes, se ha sentido herido. De repente no debió suceder ninguna de las dos cosas y obedecer la mirada de admiración que Beto me escupió y que me anticipaba toda la historia y hasta creo haber sentido un reverendo “oe conchatumadre, que hablas ya vez, yo puedo ser homosexual, pero no debes decirlo y si lo dices, dilo como gay”. Por favor ya no me beses. I Won´t do it again, please, Beto.

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miércoles, 2 de septiembre de 2009

La muerte en ruedas



En Iquitos hace calor. No es novedad. Muere la gente bajo las ruedas peladas de los ómnibus, tampoco es novedad. Se respira impunidad en el ambiente, mejor sigamos con el calor.

Las mañanas se tornan más calurosas y llegan a marcar fácil los 38 grados gringas. Es un sopor inaguantable que no puede ser aplacado por la aguajina heladita de las esquina de la Trujillo con Navarro Cauper y menos por las “chilindrinas” eventuales que normalmente generan más sed – a diferencia de lo que dicen de ellas- La radio FM está encendida y se escucha una mujer gritona que a los cuatro vientos le riñe a un magistrado por no haber actuado como ella hubiese querido. Claro que lo hace en nombre de la ética y el buen periodismo, pero esto no es lo que se siente, más bien suena a una madre regordete que riñe sin piedad a su hijo por haber ensuciado el pantalón. No importa ya porque el calor a las 9 de la mañana con treinta minutos termina por nublar lo que queda de la razón. Es martes, uno de los peores días de la semana porque no sólo empiezan a contarse los días sino porque no hay casi nada que valga la pena en la oscura bandeja de la información. A estas alturas todo parece trastocado por la brocha de los parlanchines de la apretada FM, ensuciando al aire hasta lo más puro que es el silencio y a estas alturas hasta lo bueno, parece hediondo y letal.

Hace un momento, por ejemplo, uno de nuestros mejores “valores” le reñía públicamente a su “tigre” que acababa de perder la “primicia” de un adolescente muerto por las circunstancias de una “vaca” mal hecha. El dolor de la madre al borde del bote que lo trajo desde algún lugar del río Itaya se convirtió en el mejor espectáculo sonoro que libró la batalla de la competencia aumentando los volúmenes de las radios de mis vecinos que a esa hora ya deberían estar escuchando al Grupo Cinco o Explosión y esperar el momento de los primeros regalos de la mañana que suelen ser un paquete de lejías verdes, un juego de cubiertos, unos pases para la orquesta de moda o en el mejor de los casos unas entradas para ver al CNI. Pero esta vez, como suele suceder cuando la muerte vuelve a la moda, prefirieron regodearse con las voces de confusión que presentan una imagen distorsionada de lo que en realidad es, la radio aún sigue tendiendo la magia de - así como vivenciar todo- inventar falsos escenarios que al final resultan ser galones para un reportero enrarecido y en vez de compungirlo, lo enaltece, como si se tratase de la mejor batalla brindada.

Un iracundo periodista de escritorio capitalino acaba de promover una vez más la intervención de los medios provincianos con algunos argumentos eclécticos como la regulación y licencias y como es costumbre, esa posición cada vez más frecuente no ha llegado ni por asomo a los oídos de nuestros “valores” de la comunicación y no se han dado por aludidos porque el periodismo regional y provinciano suele ser la chaira que atraviesa otras gargantas y no necesariamente las nuestras. Es más, cuando llegue la información una de estas mañanas de calurosa intensidad, los petardos de la comunicación apuntarán a la “plebe” como pretexto de negarles sus derechos y se armará el cinturón de los que pertenecen a la D y E en defensa de lo que no les pertenece. Mientras esto aún no sucede, nuestros muertos siguen ganando kilómetros de audiencia y papel con fotografías enormes que ya hubieran querido tener en vida. Por ejemplo, al final del mediodía volvió a llegar el mensaje como si fuera una cadena de e-mail a la que no le muestres ninguna sorpresa, que daba lugar hora y cantidad de sangre de la desgracia que significa salir a las calles sin pensar en la posibilidad de la muerte como algo real y con nombre propio: Los microbuses han vuelto a matar aún con más cizaña.

No existe la manera de cómo ajustar el tornillo de la presión y evitar el zarpaso hacia el más allá bajo las ruedas del microbús. Existe sí la parodia de lo efímero en la radio, el recordatorio en la tinta impresa, de lo que has dicho como compromiso para evitar la parca, pero al final todo es intrascendente porque la sangre sigue llenando las alcantarillas de sangre. El periodismo no deja de tener sus horarios y días hábiles porque tampoco puede con el destino, por eso al ingresar y salir de la chamba se vuelve una rutina trágica que a veces se acompaña con las voces de los que deberían hacer cumplir la ley, pero sólo es para el auditorio lo que le da la misma duración de la que tiene un pedo en pleno vendaval.

Hay impunidad en el ambiente y las ruedas se han convertido nuestro pan de cada día al que le hemos acogido como un menú inexorable y este calor insensato hace que lo primero sea lo menos importante, pues aunque la mujer gritona esté echando flores de su voz esta vez y nuestros mejores “valores” se queden sin oxígeno por ganarse el record de los 100 decibeles, ya nada importa. Sólo los 39 grados que nublan la razón y cualquier intento de justicia inmediata, por el contrario invita a la murga y termina por completar el círculo de la indiferencia que suele convertirse en el mejor alivio para escapar por un día a la locura que se ha convertido la vida.

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