miércoles, 25 de julio de 2012

Víctor Isla: presidente del Congreso



-        -   La acelerada carrera política de un leal de Humala

Bueno. Contra todos los pronósticos que responden a una vida política con perfil bajo, y no en referencia a los consensos que ha logrado aglutinar en las últimas semanas en función a su candidatura y ni hablar del apoyo de la pareja presidencial, hoy debe estar siendo elegido presidente del Congreso de la República el loretano Víctor Isla Rojas.

En los últimos días algunos políticos de la derecha han empezado a rebuscar en la biografía del Yurimaguino alguna sospecha que le baje la llanta ante la opinión pública, o en todo caso, haga retroceder alguna adhesión de última hora en el parlamento. Pero no sólo ellos. La prensa capitalina ha iniciado, sin mucho éxito, la búsqueda de factores que revelen cuál es la verdadera personalidad política de Isla Rojas. Más allá del acercamiento con el gobierno venezolano con la asistencia de peruanos con la operación Milagro, no han encontrado sino una pétrea relación de años con la pareja presidencial.

Y es que Isla representa lo que en su momento era Verónica Mendoza en el Cuzco o Ana María Solórzano en Arequipa. Esa figura que ha demostrado lealtad a prueba de fuego con el humalismo y, abandonando alguna consigna política que se le conocía, se ha rendido fielmente ante las decisiones del gobierno. Esto, sin duda, puede abonar a la causa provinciana y en especial para la agenda de la Amazonía.

Aunque se diga que el congreso no tiene con iniciativa de gasto o presupuesto que asista determinadas obras, la agenda de la presidencia del Congreso podría generar mediante leyes que beneficien de manera mediata o a largo plazo a este sector tan olvidado del país. Pero hay un capital mayor que Isla podría encontrar en esta tarea de ser presidente del parlamento y este es el de terminar por demostrar que no sólo posee la fidelidad necesaria para ser un Jorge del Castillo o un Juan Sheput en el Apra y el Toledismo respectivamente, sino con hechos concretos demostrar que también está dotado de la muñeca necesaria para superar lso índices de credibilidad y aceptación del parlamento ante la ciudadanía.

No es tarea fácil, por supuesto. Primero debe olvidar la pierna en alto que demostró Abugatas al asumir el cargo hace un año. Tener la pericia y el olfato audaz para demostrar que los casos de corrupción, y huachafería de sus colegas, que seguro aparecerán, no lo alcance deslindando en su momento o en todo caso sabiendo delegar la responsabilidad de esos hechos, y una tercera tarea es aprender a hablar y torear mejor a los interlocutores de los medios que en muchos casos actúan enviados por terceros apuntando precisamente interés particulares para manipular decisiones en leyes que favorezcan a grupos económicos que el mismo Abugatas ha reconocido no pensó que se iban a presentar de mil maneras y disfrazadas de otras muchas.

Aunque es sabido que la pareja presidencial está buscando, más que perfiles con autonomía, lealtades insoslayables a la hora que los loros, es aquí donde seguramente se conocerá al verdadero Víctor Isla ante la opinión pública. Por lo demás y debido algunas apreciaciones de sus colegas y la misma plancha de la mesa directiva variopinta que postula hoy, parece que ese trabajo silencioso de buscar los consensos le dio resultado para seguramenet ganar hoy la elección, pero no creo que sea suficiente ante una nueva explosión social donde sus solegas vinculados a esos lugares saltarán en primera una vez los pongan entre la espada y la pared.

Como sea es un buen inicio para un presidente de parlamento que además coincide con un nuevo premierato y hasta con un nuevo discurso más conciliador del gobierno en este tramo. Por lo pronto está bien que un provinciano amazónico sea el presidente del primer poder del Estado. Todo un reto y una tarea ardua para el que hasta hace poco era regidor de Yurimaguas y luego repentino vicepresidente regional de Loreto de la mano de su Bloque Amazónico y el que hasta hace poco también, recuerdo, hablaba de concesiones forestales con su ex amigo Robinson Rivadeneyra.



miércoles, 18 de julio de 2012

Quellaveco no es ejemplo



Hace unos días el presidente y dirigentes sociales de la región Moquegua anunciaron con bombos y platillos la satisfacción en el diálogo para iniciar el proyecto minero cuprífero Quellaveco. Un proyecto que dejaría más de 2500 millones de soles en total, y en donde la empresa Anglo American desembolsará por lo menos 1000 millones para lo que ahora se denomina la licencia social.

Todos resaltaron este acuerdo en primera instancia. Lo que se fue desenvainando en los días posteriores es que un grupo significativo de gremios de agricultores de la misma región iniciaron su voz de protesta por haberlos pasado por encima de sus acuerdos y conocimiento sobre la aprobación de este proyecto.

Incluso el gobierno central puso como ejemplo de negociación en Moquegua (duro más de 14 meses y se le calificó como la nueva minería en el país) a ser replicado en el caso Conga en Cajamarca. Más allá, no fueron pocas las fuentes palaciegas que anunciaban al presidente regional de Moquegua Martín Vizcarra de ser el próximo primer ministro, pero esta habría declinado pues, no era ingenuo, decidió acabar con su gestión en Moquegua y no ser un fusible inmediato en el premierato.

Pero como suele suceder cuando no se toman en cuenta la realidad total y compleja que implica los proyectos mineros actuales, una serie de actores sociales y localidades empezaron a anunciar paralizaciones sobre lo que para ellos consideran los afectará de manera irreversible.

Para que el proyecto Quellaveco funcione se requiere el apresamiento de una serie de ríos que se originan en la región Moquegua pero que en su tránsito natural alimentan otras cuencas agrícolas en otras regiones, como es el caso del valle del Tambo que nace del río que lleva el mismo nombre y  que componen una serie de distritos y localidades del zona sur – oeste de la región Arequipa.

Estas poblaciones, que sumadas se equiparan en número con casi la totalidad de la región Moquegua, se rehúsan al proyecto y han anunciado que lo frustrarán en las próximas semanas mediante paralizaciones, bloqueos y huelgas que dejarán al descubierto un nuevo conflicto social  para el gobierno que no ha atinado más que enviar a funcionarios de Conflictos Sociales de la PCM, como un distractivo más que una solución.

Y es que ahora los proyectos mineros no son mera exclusividad de donde se extrae el mineral. Nunca lo fueron, es sólo que antes no había los mecanismos que impone la ley  ambiental ahora y los activistas sociales no habían comprendido los réditos políticos que la protesta social, sobre estos proyectos, les atribuía.

Así, de hacerse realidad lo que han anunciado los gremios agrícolas en la propia Moquegua sumados a los del valle del Tambo, la supuesta ejemplar maniobra de diálogo y concertación entre la minera y los actores sociales se caerá sin remedio. Incluso el propio presidente regional tendrá que poner las barbas en remojo si quiere seguir adelante con este compromiso ya asumido, peor aún, en las condiciones políticas en las que se encuentra el gobierno con el tema Conga y el cambio ministerial.

De esta coyuntura y de otras a nivel nacional, parece urgente que el nuevo gabinete no sólo sea más político como se ha pedido desde diferentes tiendas y líderes nacionales, sino su sesgo vuelva a parecerse a los inicios del primer gabinete que conformó el gobierno y que mejor que un provinciano ocupe este cargo (pero esta no parece la decisión del gobierno que ya tendría su candidato), pues de lo contrario no sólo Conga continuará desgastando su activo político del presidente sino que continuará violento y peor aún otras regiones entenderán que el mensaje que se les manda es el de imposición ante los proyectos mineros.

Lea la columna Cerbatanas en www.proycontra.com.pe

miércoles, 4 de julio de 2012

Humala ha parido a Arana


 
-          Una detención violenta en Estado de Emergencia ¿Era lo que necesitaba el ex sacerdote para masificarse?

Sin la directa intención de querer buscar un reemplazante en el 2016, la detención del ex sacerdote Marco Arana, ayer en la tarde, por parte de unos efectivos de la Policía Nacional (http://www.elmundo.es/america/2012/07/04/noticias/1341431051.html) cuando este se encontraba sentado pacíficamente en una banca de la plaza de Cajamarca, significa el alumbramiento que un líder que ya era harto conocido en ciertos sectores y grupos obtenga ahora la característica de popular tras el sacrificio y tortura que significa ser apresado en un estado de emergencia con las características que tiene esta excepción legal.

Muchos, entre los que me incluyo, consideraron que el líder del partido Tierra y Libertad y un tenaz opositor a la extracción minera en las condiciones actuales en la que se realiza en el Perú, se debería constituir en el líder de izquierda u opositor al oficialismo y en general a la derecha que requería el país en las elecciones pasadas.

Ese 30% ( de vocación más radical y de posiciones de izquierda) que siempre anda volátil y flotando en la escena electoral, pensamos en su momento que debió ser copado o capitalizado por Marco Arana, sin pensar entonces en el vertiginoso e inesperado crecimiento que tuvo en las últimas semanas la candidatura de Ollanta Humala en las elecciones pasadas. A Marco Arana (es muy posible) le faltaba un hecho violento que lo catapultara, como es característica en los líderes que luego tienen mucha ventaja de llegar al poder.

Le pasó a Toledo con la Marcha de los Cuatro Suyos y luego a Ollanta Humala con el levantamiento de Locumba en contra de Fujimori. Toledo ya había tentado suerte postulando en las elecciones del 1999 sin éxito, pero la marcha de los 4 suyos fue lo que le dio la imagen de poseer mucho carácter lo que se requiere ante el imaginario popular de alguien que aspira ser presidente en el Perú. Lo mismo puede estar sucediendo hoy con esta detención del ex sacerdote Marco Arana, claro, salvando diferencias y tiempos otros.

Como decíamos, Marco Arana ya era harto conocido entre los grupos de poder por su posición anti minera. Había fundado Tierra y Libertad y agrupado a una serie de intelectuales de izquierda que se habían posicionado en diversos sectores. Incluso colaboró con ciertos cuadros con la actual alcaldesa de Lima y el propio Humala, pero aún así, no había tenido el arrastre masivo que supone un trabajo de largos años en constituir una alternativa seria dentro de la izquierda.

Por más que era golpeado por una serie de medios de alcance nacional aún así no se posicionaba. Y aunque muchos referían que estaba detrás de las protestas tras el inicio del proyecto Conga su posición política no cuajaba por nada. Pero esta detención y las consecuencias que salgan de ella, es, tal vez, una oportunidad que él y sus seguidores estaban buscando sin querer. Por eso, más allá de arremeter contra el gobierno en un tiempo no tan lejano tal vez debería agradecerle.

El gobierno ha logrado de esta manera evidenciar un rasgo que inevitablemente se veía venir: el represor. No sólo por el copamiento militar con cuadros afines al actual mandatario en diversas instancias de las Fuerza Armadas, sino por su actitud cada vez más violenta contra los que protestan. El gobierno se está convirtiendo, o mejor dicho, se está sacando la careta, y en el transcurrir de sus acciones está pariendo líderes como Marco Arana, que de consolidarse, volverían a copar porcentaje volátil que alguna vez apoyó al gobierno actual y que hoy por hoy se va decepcionando paulatinamente.