Aunque es una
(des)ventaja que la parrilla mediática esté destinada a la noticia policial
dejando de lado la cobertura de los temas políticos o de consecuencias sociales
que asoman permanentemente, no significa que estos desaparezcan o se
sobrepongan cuando el problema se vuelve, como le gustan a los editores de los
medios nacionales, eficazmente policial. Por eso, si creyeron en el gobierno
que este gabinete “eminentemente técnico” superará los problemas urgentes del
país, me temo que esto no sucederá.
El ex premier
Villanueva aseguraba en algo una salida política a los problemas que están
latentes en el país. Pero ya vemos que esta no es la posición de los que
deciden, porque ahora sí, este gabinete tiene una performance enteramente
ejecutiva, especializada en ciertos campos y acomodad o genuflexa en otros, que
no es otra cosa que una variante de la designación de personal de confianza,
que acredita ciertos méritos académicos o de carrera administrativa en la
actividad privada o pública, pero obediente al fin y al cabo.
Es claro que el tema
continuará en esta senda siempre y cuando siga el ministro Castilla en este
gabinete. Lo mejor habría sido que a él lo designasen primer ministro y
ministro de economía a la vez para transparentar la cosa en el ejecutivo, pero
es indudable que, cuando aparezcan los problemas sociales y la ofensiva
política en ciernes de tiempos electorales, la cabeza de turco de René Cornejo
volverá a rodar por la poca muñeca para sortear esa andanada de críticas en
finos acordes de comparsa con medios que está claro no se siente cómodos con
los Humala Heredia.
Siempre es saludable
lo técnico en sectores como el Ministerio de Inclusión que maneja programas o
los de Vivienda y Construcción, pero un premier siempre será alguien que se
encargue de manejar los discursos y convertirlos en explicaciones políticas a
posibles cuestionamientos de temas de fondo. Con el arequipeño en la PCM sólo
habrá una primavera corta de buenos modales hasta que aparezca la protesta o el
descontento social por incumplimientos, que a estas alturas ya son decepciones
casi generalizadas.
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