El
anuncio de declinación a la postulación a los comicios electorales del 2016 de
la primera dama Nadine Heredia, arma otro tablero en el ajedrez
político nacional de cara a la próxima elección. Aunque la noticia aún no es
digerible para muchos líderes que habían utilizado este caballito de batalla
para petardear al actual gobierno, en realidad, su incertidumbre real ante
inesperado anuncio es tal vez lo que los pone más nerviosos y deja abierto el
camino para la aparición de la nueva figura que normalmente sucede de lustro en
lustro en el país.
Es
obvio que esta decisión, más que acallar las voces que criticaban la ley del
Servicio Civil o las protestas de los universitarios sobre la nueva ley que
reforma las universidades, estaba dirigida a minimizar los coros que
apuntalaban la idea de reelección conyugal que incorporó el Apra. Con la investigación
a Toledo Manrique, la futura o posible inhabilitación de Alan García y el
negado indulto al fujimorismo, el gobierno había encontrado un cargamontón que
era necesario aminorar, la decisión de negar la postulación y un acercamiento a
la CGTP, y la serenidad y permanencia del gabinete ministerial, seguramente
renovará en un segundo aliento de aquí para adelante a la gestión de Ollanta
Humala.
Es
cierto que la política y los escenarios sobre los contrincantes se renuevan día
a día. Sin embargo, nadie duda que en una posible candidatura de Nadine Heredia
en el 2014 a la alcaldía de Lima tuviera el combustible suficiente para
sostener a un nacionalismo cada vez más incrédulo. Una buena gestión en el
sillón capitalino, le aseguraría un camino fructífero al 2021. Asegurando un
competidor presentable en el 2016 para las elecciones presidenciables que
pudiera sacar un 15% ó 18%, tendría bancada suficiente para sostener un
arrebato del próximo gobierno, en caso, tuviera sostenidas investigaciones de
la gestión humalista.
Lo
que sí ha dejado descuadrado a la mayoría de líderes, es su oportunidad de
cogotear mediáticamente al actual gobierno con esto de la reelección. Excepto
tengan un arrebato populista en los próximos años y argumenten a una mayoría
mentirosa para efectos electorales y lancen su candidatura de la pareja
presidencial – algo que parece muy difícil de suceder en el país por el
equilibrio económico en el que se basa la calle para respaldar estas
decisiones-parece que la órbita electoral está abierta para una cara nueva.
Uno
de estos flancos por el que podría pugnar una porción sería este Frente Amplio
Patriótico de las izquierdas, pero apoyando obtusamente a la CGTP o a unos
cuantos universitarios en estas últimas movilizaciones parecen no tener sentido
real delo que busca un gran sector en el Perú de hoy. Apegarse a la burocracia
estatal que será evaluada mediante esta ley no es ni electoral ni éticamente
viable. Primero porque representan a las justas 400 mil de los cuales el 45% de
este sector que pertenecen al CAS estarían sumamente de acuerdo con la norma.
Esto se va a demostrar seguramente con otra encuesta tras la publicación de la
norma donde seguramente gran parte de la población afectada por la incapacidad
burocrática apoya la misma.
Igual
sucede con la ley universitaria. Unos cuantos revoltosos aparentemente
manejados por la argolla de rectores que representa la ANR no suma en ninguna
dimensión los verdaderos apegos y ansias de reforma que requiere la mayoría de
alumnos y padres de familia (que son los que finalmente pagan lo de sus hijos).
Acercarse ciegamente a ellos, en estos momentos, no constituye una alternativa.
Así, parece que la cosa electoral está insospechada y jugando bien sus cartas
existe la posibilidad que el nacionalismo no tenga todas las de perder. Por
ahora, claro está.
Lea
esta columna en Cerbatanas del diario www.proycontra.com.pe
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