- Ahora el
problema es la manera de elegir
No nos van a
engañar algunos medios de comunicación y sus columnistas o direccionadores y
quieren ahora sorprendernos con esto de las repartijas. Aquí, lo único
nuevo es que las conversaciones, transacciones o como; eufemísticamente se ha
denominado, acuerdos, han sido grabadas y expuestas en esta especie de moda de
los últimos años, de sobre exponerlo y publicarlo todo, agregando un enorme
halo de asombro.
Se rasgan
las vestiduras ahora los apristas dando un aire de inocencia en relación a cómo
se gestionaba durante el gobierno anterior los temas que requieren estos
acuerdos. Las repartijas son de este gobierno, de los anteriores y
lamentablemente se seguirán presentando. No es resignación, es sólo detallar lo
que en realidad pasa tras el poder. Talvez lo que sí se pudo arreglar, es la
condición académica de algunos en cuestión. No puede ser que no haya
profesionales afines a las intenciones del Estado – gobierno, con mejores
carteles de presentación que los que han ganado estas designaciones.
Algunos muy
partidarios, otros, como los integrantes del directorio del BCR, han pasado por
agua tibia, porque su formación y cierto prestigio técnico ha obviado las
faroles políticos tan sensibles en la elección del Tribunal Constitucional y de
la Defensoría del Pueblo. Pero, valgan verdades, con la última decisión del TC
en relación a la obligación por parte del Estado a pagar los bonos por la deuda
de la Reforma Agraria, no creo que haya mayor diferencia en las decisiones que
las que vayan a tener de ahora en adelante los nuevos miebros.
Esta
obligación que tendrá el Estado de 8 años para iniciar el proceso del pago de
la deuda es, sin duda, la otra repartija. Por más que estos bonos demuestren
que el gobierno Velasquista expropió a los antiguos “patrones” la tierra que no
trabajaban, hay un aire de injusticia en varios sentidos. Si el TC es un
orgasnismo que en última instancia imparte justicia, esta debe alcanzar a todos
los ámbitos. O acaso las fortunas que se alcanzaron mediante la explotación de
los seres humanos que trabajaban como esclavos en esas tierras expropiadas, no
se adquirieron en varios siglos de injusticia.
Pero claro,
esa noción de real derecho y justicia, si es que no están en bonos - papeles y
sólo en reseñas sociológicas e históricas, no son válidas para efectos legales
que maneja este especie de última aristrocracia judicial. Nadie está diciendo
que no se reconozca una deuda tras una expropiación, pero como siempre pasa en
el Perú, las decisiones no pasan por el favorecimiento de una gran mayoría,
así, un grupúsculo se volvieron a apoderar de la tierra, se usufructuara
nuevamente mediante otro sistema de explotación y el espiral del sistema
peruano se siguió repitiendo en varios sentidos.
Las
repartijas en el poder no son de ahora, la hubo cuando Fujimori, privatizo y
dirigió a ciertos grupos de poder los puertos y vendió estratégicamente ciertas
empresas para que otros grupos o sus allegados se posicionaran en el mercado
sin ninguna competencia, menos la presencia del estado. A la par, Montesinos
repartía el dinero de las repartijas a los políticos que no se alineaban y
luego el aprismo institucionalizó las repartijas pero entre sus compañeros. Ya
sea con cargos públicos (donde nunca se pensó en los atributos acadèmicos sino
en el carnet) o decisiones “legales” como los narco indultos, o promoviendo
dentro de instticiones a sus allegados, Poder Judicial, Ministerio Público.
Que no
vengan ahora a escandalizarse con esto de las repartijas, los mismos que
perpetraron u organizaron el sistema que hoy nos escandaliza. Lo realmente
lamentable de todo esto, es que, a partir de ahora, estas decisiones de los
nuevos integrantes del BCR, TC o Defensoría nacerán seriamente cuestionadas lo
que lleva a repensar y renovar el sistema de elección de los mismos, siempre y
cuando estas repartijas, esté en manos de una verdadera decisión popular.
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