miércoles, 29 de septiembre de 2010

Por quien no votare



Definitivamente no votaré por los candidatos que no saben bailar. Me aterra un candidato que no tiene un poquito de coordinación pues me hace pensar que ese (a) candidato (a) no tuvo algo de infancia o no asistió a reuniones normales de gente normal cuando fue pequeño. Que no tenga ritmo es una cosa, pero que imposte algo que definitivamente sólo lo hace para campaña no merece el mínimo de mi respeto. No votaré tampoco por una persona que no sabe jugar algún deporte, me imagino que no tuvo tiempo para pasarla de lo lindo cuando no era político, que no tuvo tiempo para el sobre tiempo y para las chelitas de por medio, es decir, para la socialización, esencia fundamental para aprender a escuchar.

No votaré ni de a vainas por las personas que son apoyadas por los medios de comunicación grandes, menos aquellos con los que simpatiza El Comercio, por ejemplo. Si hay detrás toda una corporación como ese grupo editorial detrás de un candidato, ya sea destacando sus mítines, o su vida familiar o haciendo opinar a un candidato hasta de agronomía en el espacio, me genera una desconfianza total y hasta me aterra. Por ese candidato, de hecho no votaré. Tampoco por los candidatos que sólo dejan el periodismo para postularse a algo, esos me causan espanto y degradan el oficio, lo vuelven más demagógico aún y se aprovechan de la exposición para manipular la opinión y luego dárselas de fiscalizador. Ese no es periodista es un arribista social.

Tampoco votaré por aquellos candidatos que aluden a la Iglesia o a Dios para sus intereses. Normalmente esconden un pasado recontra sinuoso, maquiavélico y procaz que requieren estar bien con la Iglesia para exculparse de sus pecados – delitos y tampoco por esos que apoya la Iglesia abiertamente, esos que dicen estar en contra del aborto, o a favor del celibato o en contra del matrimonio gay, esos no se diferencian en casi nada a los radicales del otro bando, sólo que estos perjuran que son buenos porque creen en Dios, asisten a misa o se latiguean para encontrar a Dios en el sufrimiento. No, esos patas, no pasan por mi lista.

No votaré por los que no saben hablar y dicen que sólo hablan con sus obras o acciones. No entiendo al político como un personaje que se exprese con el concreto armado, nos tiene que explicar didácticamente y no sólo balbuceando, desarticulando o matando el idioma. Entiendo la política (no me digan que estas elecciones son sólo vecinales a otro perro con ese hueso) como un arte básico de la expresión, me enorgullezco cuando un político – así no simpatice por él – se sabe hacer entender porque me imagino que la política se enaltece, utilizar el verbo para otros fines es otra historia, pero un político tiene que ser esencialmente didáctico, articulador, expresivo y hasta un soñador de la palabra.

No votare por el que jamás lo he visto en los mercados ni caminar entre nosotros porque no tienen una lectura de lo que respira la gente común. Tampoco votare por los que cuando saludan miran a otros lados como buscando el reconocimiento del resto, por aquellos que nunca comieron en una mesa de la callea las dos de la madrugada, por los que no saludan con respeto a los niños y sólo los cargan delante de los mítines. Por aquellos que hablan demás o por los que siempre tienen alguien que siempre está a su lado para pasarle el pañuelo, comprarle algo o sostener los regalos que le pueda dar la gente, menos por los que no comen primero lo que le entrega el pueblo y muchísimo menos con los que se excusan para tomar la cerveza barata o el vino falso o el aguardiente químico diciendo que sufren de gastritis o que “su médico le ha prohibido las bebidas alcohólicas”. Tampoco por los que se hacen escribir con otros, cosas que no pensaron y que no quieren decir por las cuentas de facebook, o twiter, Hi5 o cualquier otra.

Menos lo haré por esos que solo desayunan con su familia el día de las elecciones o los que sólo se les conoce a sus hijos en campaña. Por los que dicen que sólo tuvieron una mujer en su vida y encima dicen cosas como “a la mujer ni con el pétalo de una flor”. Por esos que jamás se bromean con chistes de homosexuales o de negros o de cholos o de limeños. Por esos que se escandalizan cuando alguien de nuestro entorno se “chivea” en broma y todavía se aparta disimuladamente. No votaré por el (o la) que tiene una campaña con paneles electrónicos que sobrepasan los miles de dólares o por los que, para colmo, dicen que cuentan con el apoyo de los abogados de la ciudad, esos sí que ya no son candidatos sino jefes de una banda…

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miércoles, 22 de septiembre de 2010

23 de septiembre.




I) Ingreso a la Feria del Libro y me dirijo al stand de las editoras independientes. Un grupo de muchachos que no llegan a los 21 años atienden diligentemente mientras lo que ofrecen es lo menos leído de la Feria. Libros producidos con peculio propio, afiches artísticos de clases de universidad, poemarios vanguardistas que hablan de la soledad de la juventud y la sexualidad desgarrada, sórdida y muy personal –sobre todo de mujeres – y algunos autores que no llegan a malditos y que pugnan porque al menos le compren un ejemplar. No para ganar, porque para eso no están hechos los libros si es que no eres Vargas Llosa, pero al menos para saber que a un anónimo le gusto lo que hizo.

Elijo una compilación de los ensayos, la poesía y el cuento de estos jóvenes marginados por el mercado. Y mientras lo hojeo, puedo observar que hay unas ganas infinitas y malditas de querer expresarse con códigos que casi nadie entiende porque casi nadie los lee. No importa ahí están unos cuantos mal vestidos, con tatuajes de animes y héroes del siglo XXI y algunos aún gafas negras de reconocidos nerds, pero con un lenguaje de pandilleros también. En ellos se les perdona pienso. El resto de su generación está más en los conciertos de música y sólo lee afiches que llevarán para jactarse que han ido a una Feria del Libro, pero que no conocen al grupo de inadecuados, ni los miran. Son pocos, pero son, y respiran y seguro que hoy celebrarán con harto trago y conversaciones sobre el fin del mundo, las elecciones municipales más caras, el 9 a cero del Sport Huancayo y el fin de los libros. Igual, ahí están.

II) El padre Theo de la Iglesia del AA.HH. de Buenos Aires en el distrito de Cayma, uno de las más peligrosos ha convocado a una misa por el Día del Estudiante. A la iglesia para 500 personas sólo han ido 22 estudiantes. Pero el cura no se pone triste, se alegra, aunque las luces del fondo de la única nave no se prendan para que los borrachos crean que la casa de Dios está cerrada y no se acerquen a dar su liturgia de culebras. Habla de los poderes que Xto le otorgó a los 12 para que curen a los enfermos diciéndoles que si no les hacen caso al predicar entonces se “retiren de ese lugar y se limpien hasta el polvo de los zapatos”. Esta vez el polvo no ha llegado a los 22 presentes que sin embargo, no están muy atentos al mensaje que les quiere dar el pobre padre Theo pero el insiste.

“Ustedes son velas y no sólo botellas vacías a los cuáles hay que almacenar conocimientos”, les dice furioso tratando de llamar la atención de los más distraídos. Son 22, pero son y se han sentado bien adelante mientras que en la plaza un numero que triplica esa cantidad está tomando un licor amarillo que más tarde los hará creer que los con el Dios.

III) Santiago sale de paseo por primera vez. Tiene cinco años y se separa por dos días de sus padres que temen que le pueda pasar esas cosas de las que habla Jaime Bayli en sus mal logradas novelas. Y si se vuelve mariconcito también al estar con tantos niños y todo por un paseo al campo silvestre de donde sólo encuentra niños con la misma curiosidad que él. No importa. También tiene derecho al 23 de septiembre aunque este al lado de los curas y se la pasen rezando pidiendo ingenuamente para que esta “gallada” vuelva sus ojos al cielo.

jueves, 16 de septiembre de 2010

La esquizofrenia, la mentira y la tecnología.




En legión miente la gente cuando dice que rechazaría de plano si un candidato político o un movimiento le ofreciera dinero a cambio de su voto. Miente el 66% de los preguntados de acuerdo al estudio de Ipsos Apoyo realizó a pedido del Jurado Nacional de Elecciones para conocer el perfil del votante peruano. Sospecho que el votante no reflejo la realidad al momento de hacerle esta pregunta sobre la percepción ética que no pueden ser medida mediante interrogantes fijas pues el condicionamiento moral mentiroso del ciudadano dará, como en este caso, una respuesta equivocada. Más leal es la respuesta que señala que sí la recibiría aunque votaría por el candidato que a él mejor le parece. Los hechos éticos y/o morales tienen que ser comprobados nunca preguntados pues primará los principios occidentales/ cristianos que nos dieron desde la leche materna.

Igual, en este mismo estudio que se dio a conocer ayer, refleja donde estamos parados los votantes peruanos, se puede comprobar una vez más la esquizofrenia que siempre acompañó las decisiones en momentos electorales pues un 52% de los encuestados advierte que la corrupción es el primer problema del país y sin embargo la agrupación política fujimorista es la más reconocida o con la que mayor gente simpatiza. Aunque es un 7 % (pues la mayoría dice no estar de acuerdo con ninguna), pone en evidencia la real dimensión de la escala de decisiones electorales del peruano. No importa que haya robado, asesinado, lo importante es que se acercó de manera efectiva. Con métodos velados, asistencialistas, mediáticos o falsos, pero finalmente quedó su fantasmal huella sintomatizando la esquizofrenia nacional.
Si la mentira no se desarrollará en los mismos términos que la tecnología, entonces los ciudadanos podríamos estar aún más confundidos con las versiones que aclaran estas mentiras. Por ejemplo, la candidata Lourdes Flores asume con mucho esmero y decencia la campaña electoral en Lima y hace pensar que efectivamente le interesa sobre manera lo que es bueno para la capital y sin embargo una interceptación telefónica revelada ayer demuestra que en su círculo interno piensa de otra manera pues le dice a su amigo Xavier Barrón (con el mismo que jugaba Yan Ken Po cuando estaba en plena sesión de Congreso) , que la alcaldía de Lima es lo último que le interesa es más que esa elección “se la pueden meter al poto” (en alusión a la encuestadora Ipsos Apoyo que emitía cifras donde Susana Villarán era primera en Lima).

La tecnología ilegal del chuponeo nos hace ver las cosas de otra manera, en realidad como siempre fueron, los políticos piensan de una manera en público y entre ellos de otra manera. Por más que se descalifique para efectos legales esta interceptación, para conocimiento de la personalidad de una posible autoridad, es válida. Esa excusa que no sirve para nada porque fue chuponeo es cierto para los que también poseen grabaciones de este tipo. La tecnología (parece que los políticos aún no lo han entendido) va ser que veamos pronto, incluso el color del jaboncillo con el que se bañan los que nos quieren dirigir. Que no les gusta, pues no se metan a ella, si ya de por si es desprestigiada esta hermosa ciencia de la política.

De igual modo la folclórica Sonia Morales interpone una denuncia en la comisaría de Lima diciendo que le robaron 30 mil soles fruto de la presentación musical de fin de semana. Las tres delincuentes (ignorantes de la capacidad de alcance y baratura de estas tecnologías como las grabadoras en video en bombillas eléctricas) roban su cartera de un chifa y se reparten entre ellas el botín. Al ver que son expuestas en los medios deciden entregarse a la Policía aceptando que robaron pero que no fueron 30 mil sino sólo 12 mil soles lo que, efectivamente, es más creíble para tratarse de una presentación musical. La folclórica exageró, tres veces pensando que jamás se iba a recuperar su dinero y la tecnología nos hizo quedar en cuenta aún más que ya no se puede creer en nadie.

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sábado, 11 de septiembre de 2010

El diablo en campaña




Una vez más los sectores que quieren que Lourdes Flores sea elegida en la alcaldía de Lima parecen haberse equivocado de cabo a rabo. Una vez más emplearon la estrategia de querer vincular a su rival política inmediata con partidos violentos pensando que esto irradiaría un miedo explosivo en los sectores que supuestamente son suceptibles a este tema del terrorismo y lo único que hicieron es agrandarla a tal punto que Susana Villarán ya se encuentra en un empate técnico que la hace pensar que podría ser la próxima alcaldesa y con ello la izquierda tomaría un auge impensado en las nuevas elecciones presidenciales pues una figura nueva como Villarán haría pensar que fácilmente podría endosar, en seis meses que falta para este proceso, los votos recientes que obtendría en Lima a un candidato con perfil más o menos como el de ella.

Este perfil parece que no aparece. Muchos pensaron – y me incluyo – que el padre Arana podría levantar la bandera esta de la nueva izquierda, pero parece que no pega mucho. Talvez una mujer con un perfil mas o menos como la de Villarán – o tal vez ella misma si no sale como alcaldesa – podría ser la nueva balota a jugar en los próximos comicios lo que sería un adios definitivo del espectro de Humala.
Pensar que exponerla en esta campaña con los denominados rojos y peor aún en este último tramo y bajarle la llanta de esta manera es de brutos. Sino la victimizarían era lógico que la expondrían sobre manera en los medios y en la opinión y ya solo bastaría su discurso medio familiar que tiene para sentir que la estaban maltratando y hacer crecer su imagen lo que finalmente pasó. Además a estas alturas, pensar en esto de izquierda o derecha es sólo un concepto para los analistas que se leen entre ellos y no una estrategia eficaz de masa.

La generación que empieza a votar nació entre los rangos de 2000 y 2002 cuando esto de la “lucha de clases” o el mismo Sendero eran ya un recuerdo. Ahora el narcotráfico es más una estratagema de campaña que los grupos terroristas en sí, pues quien no tiene entre su familia o en su circulo cercano alguien que ha sucumbido en la enfermedad de la droga. Por eso, cuando Lourdes era atacada con el tema Cataño, en realidad más que por hechos de defensa legal, me parece que la simple asociación de droga era inflamable para empezar su descenso y creo que así sucedió finalmente.

Lo mismo sucede cuando a los grupos regionales se les atribuye como procedentes de izquierda para ser tachados supuestamente de las preferencias. En realidad eso nunca pasa, por eso vemos con mucho de sorpresa pero también como algo predecible que en varias regiones y municipios representativos las encuestas digan que va ver reelecciópn y por márgenes amplios. La misma corrupción – como elemento de desprestigio – lamentablemente ya no funciona como piedra en el zapato. Esta, está tan generalizada que la gente empieza a evaluar los mérios cercanos u obras directas para elegir y asume que la corrupción se irá por otro canal. Eso no quiere decri que se tenga como principio a rebatir o luchar, pero cuando se habla de estrategias de campaña, los enemigos que atacan sobre este punto en verdad son aliados inconscientes – no tontos utiles – pero si, ingenuos muy útiles.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

La clase media




Hace unos días un diario nacional realizó una encuesta sobre las preferencias electorales de la población en función a los grupos sociales en los cuales se autoubican los ciudadanos. Como resultado de este estudio más de un 70 % de los encuestados a nivel nacional se autocalificaban como de la clase social media y ante la pregunta si se sentía identificado con algunos de los candidatos (as) a la presidencia de la república, este rotundo porcentaje dijo no sentirse representado por ninguno de los que actualmente lideran las encuestas, llámese Castañeda, Fujimori, Toledo y Humala, por citar algunos de los voceados en las encuestas.

Señalaban que tanto Castañeda, Fujimori y Toledo de alguna manera representaba a la clase alta y que Humala a la clase baja, por lo que los análisis a la encuesta inferían que faltaba un candidato de “centro” que pudiera recoger el sentimiento de esta clase media. Pero ¿qué es clase media? Parece que los propios encuestados no lo sabían pues muchos de ellos estaban en el rango de la pobreza ya que sus salarios no alcanzaban a satisfacer la canasta vital que actualmente está bordeando los tres mil soles para una familia de cinco integrantes. Pero igual se sentían de la clase media, porque obviamente a muchos le cuesta reconocer la pobreza aunque siempre hayan pertenecido a ella.

¿Qué es ser de la clase media? Muchos asumirían que tener un auto, una moto y una vivienda más o menos cómoda calificaría para estar dentro de este grupo que en algunas sociedades como la uruguaya o la argentina es la base popular y por ende no se observa tanta desigualdad como sociedades donde la pirámide social en la ubicación de los que más tienen es exageradamente pequeña y sin embargo se lleva más del 80% de ingresos originando injusticia social, como es el caso de la peruana.

Ser de clase social media, seguramente se dirán muchos, es tener un fin de semana en algún balneario, tener disposición para poder adquirir ropa todos los meses o estar matriculado en un colegio particular medianamente reconocido, pero la clase media más que eso es un estatus académico que en el Perú durante las dos últimas décadas prácticamente ha desaparecido. El gobierno de Alberto Fujimori terminó por pulverizarla ya que este sector normalmente se encontraba en las planillas estatales, al expulsarlas por recomendaciones del nuevo modelo económico, entonces también las pauperizó culturalmente pues la siguiente generación de esta clase social ya no tuvo condiciones ni méritos para poder seguir perteneciendo a esta, independientemente de los rangos económicos, sino que nació al interior de la famosa cultura chicha - combi que llevó al sótano a esta delgada línea social.

En los colegios hace años se enseñaba, y los libros muchas veces lo transmitían, que la clase social media era la profesional, es decir, los médicos, abogados, profesores o administrativos, porque se presumía que tenían formación e ingresos medianos que hacían pensar en un equilibrio entre las históricas desigualdades, pero hoy todo eso ha terminado. Toledo, e incluso García, se empeñaron en vano en fortalecerla con programas sociales pero no han logrado su objetivo y esta por eso aún se muestra escéptica a portas de las elecciones. Así se recupere económicamente y se haga masiva como el éxito brasilero en este sector, la clase social media tiene que tener inteligencia y ese es un proceso más largo y difícil, peor, en estos tiempos. Por ejemplo cuando haya una clase media más o menos pensante las diatribas contra la candidata Susana Villarán en Lima que la tildan de terrorista por levantar el brazo y empuñar la mano o tener una bufanda roja no calarían en la gente y lo único que harían es generar risas, pero seguro que aún cala, genera miedo y eso es porque la inteligencia en las clases sociales en general es un factor en extinción para felicidad de los políticos.

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