jueves, 19 de junio de 2008

Carta a general Vargas Baca







Excelentísimo general Francisco Vargas Baca
Jefe de la siempre olvidada pero valerosa región militar del Oriente

Señor general, tengo referencias informativas de Ud. desde hace años y sobre todo de su digna labor al mando de la orgullosa, valiente y comprometida institución que ahora dirige en la selva peruana. Estas referencias, señor general, siempre hablan de lo bien que Ud se portó cuando entonces sólo era un coronel y se desempeñaba en el cargo de informaciones donde lógicamente tuvo un trato directo especial y muy efectivo con medios puesto que el “capital humano” que manejó, sobre todo con los dueños de medios de comunicación, hacen de Ud. Una persona digna de recordar y seguramente de volver a frecuentar.

Incluso no fueron pocos en Iquitos los que vibraron con su nombramiento como Inspector General del Ejército, cargo que le fue encomendado por este inefable comandante del Ejército que ahora tiene el Perú y que más lo asemeja a un payaso callejero. Por eso, cuando lo mandaron ya de general a la región del Oriente no duda (dudamos) que se trataba de una venganza por osar informar contra altos oficiales en actos de corrupción. Es decir en buen término fue una condecoración que, Ud mi general, agradeció diciendo en los medios que regresaba para “trabajar por su pueblo” lo que obviamente asustó a los dueños de medios que habrían preferido que trabaje con ellos. Pero bueno mi señor, esta bien esa actitud.

Por eso me sorprende que un liviano periodista y la radio marginal donde labora, LVS Digital (Radio La Voz de la Selva) se atreva a Ud. de acusarlo, de intentar amedrentar a los medios de comunicación, denunciándolo a Ud. mi general, por el sólo hecho que el periodista Genaro Alvarado se atrevió de entrevistar a un raso soldado que Ud. nunca conoció y tampoco le interesa conocer. Me parece que se llama Fredy Huayunga mi general, este soldado que cuidaba los puestos fronterizos de Gueppi por donde jamás se han visto elementos del MRTA y que jamás se observarán pues para eso están los medios de comunicación con los que Ud. Trabaja con tanto ahínco. Como si importase el nombre del soldado para intentar manchar su reputación que ha construido con todas la “S” posibles: sangre, sudor, lagrimas.

Por eso me permito enviarle esta misiva para pedirle, y mediante suyo a toda la oficialidad de mi querido Iquitos, que no hagan el más mínimo caso de esta denuncia. Siga adelante señor con su labor de hacer respetar esa impecable tarea vencedoora que mostró el Ejército durante toda su historia Institucional. Allí están Arica, la Campaña de la Breña, Leticia y por último Tiwinza, donde, que duda cabe, oficiales como Ud. Nunca arrugaron y ganaron con heroísmo estas batallas. No, no pegándole a un periodista incómodo, sino derrotando al enemigo que osó poner sus pies en nuestro territorio. Allí están también la década fujimorista donde todos sus oficiales con excepcional honestidad derrotaron a un ex capital del Ejército de apellido Montesinos que quiso corromperlos pero que ustedes jamás se dejaron, ¡esa es valentía! mi general, no pegarle a un periodista eso no es nada señor.

Antes de despedirme quiero dejar constancia que esta misiva esta inspirada en mi más sincero que este incidente en Iquitos termine y que lo veamos en lo más alto de nuestro Ejército señor general y que esa radio y que ningún medio de comunicación, menos un periodista pichirruchi lo toque ni con un pétalo de una rosa. ¡Viva mi general!

Lima 18 de junio del 2008

Atentamente
Héctor Tintaya Fería
Periodista


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martes, 17 de junio de 2008

¡Regionalización!


Pero la auténtica no la finta que hay ahora.

Si en realidad se hubiera querido descentralizar el país hace años se hubiera realizado un proceso integral de incorporación de los departamentos del sur en una sola región llamándola como quisieran. León del Sur, Sur Andino, Francisco Bolognesi, Are – Tac- Mo- Pu, etc, en fin, cualquier nombre para un solo significado que tendrá que convertirse irreversiblemente la zona sur, sino fuera por la ineptitud de Alan garcía (I), ese mismo que partidarios la regionalización en el 89, la centralización para el asalto que hizo Fujimori y la lenta y torpe regionalización de Toledo que prácticamente burocratizó todo como si esa fuera una salida efectiva para los verdaderos problemas que tienen los pueblos del sur. Ayudados y contentos, por supuesto por grupos e intereses regionales que mira para otro lado y sólo reclama gollerías y jala a la muchedumbre en este camino suicida.

Un ejemplo es lo que pasa con Moquegua que ahora ha paralizado el sur con su protesta por el canon minero que intentan disminuirle. Moquegua según el censo tiene apenas 166 mil habitantes que es prácticamente la mitad de Tacna, la población que labora en la minería- tanto la profesional como la obrera – está constituida por una fuerte migración de Arequipa, Puno y Tacna. Ilo, el puerto principal del sur, ha vivido con mayor intensidad este proceso que ha terminado por despersonalizarla, porque además el ritmo de vida es distinto al de los pueblos serranos de Moquegua, que por lo demás han tenido millones en sus cuentas, han asfaltado casi todas sus pistas e iniciado cientos de proyectos en la agricultura, con esa misma población emigrante que ahora está en las calles.

Representando sólo el 0.6 % de la población es uno de los departamentos más pequeños que obligatoriamente tiene que incorporarse a otra para continuar su proceso de crecimiento. Lamentablemente en un intento final en el gobierno anterior por macro regionalizar esta zona, sus dirigentes izquierdistas preocupados por la desaparición de sus inmensos recursos, promovieron el regionalismo irracional y no quisieron unirse con nadie. (Creo que ni entre ellos) Así se llegó a esta situación de emergencia debido a un canon que debe ser distribuido en el sur desde una sola macro región.

Y como todo estos problemas recién se inician (hay tres centros mineros que se van abrir en los próximos tres años porque ya tienen concesionadas las zonas en los departamentos de Tacna, Moquegua y Arequipa), la única salida es darle autonomía mayor pero a una macro región que se aguante estos problemas y los maneje desde la cancha y no desde un sillón ministerial porque la verdad hay comentarios destemplados desde Lima que advierten con total autoridad que no se les debería entregar estos recursos mineros porque no tienen la suficiente capacidad para administrarlos y mejor que regresen al Ministerio en Lima. Si pues, allá en la capital que no produce ni un gramo de cobre, ni un litro de petróleo y ni un centímetro cúbico de gas, allí donde se concentra el 90 % de los más altos funcionarios que diseñan las políticas de la minería y que casi nunca pisan tierra, allí donde, por ejemplo viven los Tudela hijos y padre arañándose por sus millones fruto de sus acciones en Buenaventura en la zona andina del sur y que jamás pisarían y menos trabajarían en ella.

A más problemas en provincias, más regionalización y autonomía y van a ver como a las buenas o a las malas, estos presidentes regionales y sus alcaldes van a tener la soga al cuello y obedecer y privilegiar las zonas de mayor pobreza para que se inserten de manera productiva y competitiva y no lloren como suelen hacerlo. El problema mayor es convencer a los burócratas de Lima, a los compañeros de turno.


lunes, 16 de junio de 2008

Mi padre




Mi padre no era el mejor, tampoco el peor pero era mi padre y siempre lo respete por eso, aunque también por eso sospecho que tengo la personalidad que tengo. Mi padre se vino a Arequipa cuando tenía 10 años a trabajar como cuidante de una chacra. Ahora enseño en un colegio de noche y muchos de los chicos que están en mi clase de alguna manera se parecen a él porque cuidan la chacra, se levantan a las tres de la mañana para llevar a las vacas al almacén de la leche. Duermen a las 10 u 11 de la noche y viven solos, en realidad con los animales que cuidan y con los pocos cuadernos y libros que logran juntar. Veo que uno de ellos tranquilamente pudo ser como mi padre, si no es por el hecho que a mi padre le gustaba el estudio de una manera enfermiza, por eso en los colegios fiscales donde estudió siempre ocupó el primer puesto y cuando ya entrado los veinte años ingresó a la universidad con honores para su época fue reconocido como un ejemplo para los suyos.

Como todos los muchachos de esa generación, fue rápidamente involucrado en los grupos de izquierda que reclamaban la justicia social vía el discurso y la intervención del estado. Era lógico – ahora lo pienso así – el mundo es injusto actualmente para entonces lo era más. Por eso también seguramente estudió filosofía y literatura con lo que no sólo confirmó su voluntad de cambiar al mundo radicalmente sino que a sus modelos y ejemplos les incorporaba una dosis de realismo, su propio realismo de mozote bar que tuvo que soportar para costearse los estudios y una esposa joven que empezaba a vivir los amores de estudiante escolar con un universitario taciturno, meditabundo, filosófico pero sobre todo corajudo. Así me lo imagino y esta bien que guarde esa figura de él.

Mi hermana fue la primera en venir, aunque en realidad la segunda porque Víctor el hermanastro mayor llegó años antes. Fanny fue su engreída por ser mujer y parecerse a él. Yo llegue tres años después con su mismo color pero con diferente rostro y Luís tres años después de mí. Dicen los que los conocieron por entonces que cuando llegaba a la casa de mi abuelo donde vivíamos ya entrada la noche y con copas encima nos cargaba como queriendo hablarnos como no lo hacía su carácter frío de sano. Era así y por eso lo recuerdo como una persona hecha a imagen de su sufrimiento de niño y adolescente que no supo controlar el alcohol y que se convirtió en un refugio analgésico para controlar la tristeza de estar en una tierra ajena y solitaria.

Pero más que eso, recuerdo sus clases, una en especial cuando era profesor en un colegio de un pueblo llamado Tinta adonde prácticamente nos rapto con mis hermanos para poder estar a su lado. El colegio se llamaba Benjamín Herencia Zevallos y él enseñaba quinto de secundaria. Yo quería saber como era ser alumno de secundaria pues sólo contaba con 8 años. Me acerqué sigilosamente por la ventana que daba a una callecita empedrada por donde pasaban los animales que regresaban de las chacras del vallecito de las frutas, y el estaba leyendo un libro pequeño y amarillo ante un grupo de 40 alumnos del 5to de secundaria. Me observó y me llamó, di la vuelta temeroso me entregó el libro y me hizo leer una página. Era Gonzáles Prada lo leí alto y fuerte y él me vio como su hijo, feliz de estar allí en medio del Apurimac y los cóndores de Aimaraes y fuimos felices por un rato al menos. Me admiró por esa lectura y yo lo hice por la soberbia con la que hablaba.

Pero después vinieron los tropiezos con el alcohol y la seducción de la política cada vez más armada que vivía el país. Regresamos Arequipa no sin antes conocer su tierra, volvió algunas veces y vivió entregándonos su sabiduría de Vallejo al que aprendí a recitar con él, pero lamentablemente la soledad terminó por fulminarlo y una tarde de noviembre del 92 nos dijeron que una ráfaga de sangre fulminó su cerebro producto de los aciagos brazos del alcohol. Lo fuimos a ver a la semana, lloramos en medio de una quebrada verde que daba hacia un pueblo de nombre Oropeza donde se enterró y donde permanece hasta que el destino termine por convencernos que lo mejor es hacer lo que él quiso en vida. Ambos hemos sufrido y por eso me alegro, porque de alguna manera su vida me ha enseñado que debo atender más a mi hijo Santiago, que debo decirle que es lo mejor del mundo. Feliz día del padre señor Felipe Tintaya. Te recordamos siempre

miércoles, 4 de junio de 2008

El calvario de las subdivisiones





Ahora comprendo porque tanta informalidad en el Perú. Porque los peruanos preferimos cruzarnos las vallas de la burocracia para construir, vivir o simplemente poseer de manera factica un inmueble. Adquirir un bien, sanearlo de acuerdo a los procesos e instituciones paralelas quehacer de todo y nada a la vez es lo más difícil que puede pasarle a un peruano, ni siquiera morir es tan penoso como soportar un trámite como sub dividir un terreno, por ejemplo.

Hace unos meses empecé tramites en la municipalidad para sub dividir un terreno (Que en buen romance significa realizar unos planos que verifique lo que el notario ya constato legalmente, es decir, haber adquirido una propiedad con un determinado metraje). Esta constatación no sólo implica el movimiento del personal del municipio para verificar el bien y que se trate del documento que habla el notario, sino una formulación de papeles tras papeles y de más de una decena de requisitos, que lo {único que hacen de manera real es confirmar lo que ya dice un documento de compra y venta notarial.

Muchos de estos trámites se multiplican por capricho de la norma nacional a la que se suma el capricho del TUPA municipal. Funcionarios con poco tino que ponen candados y obstáculos a procesos que en países inteligentes no deberían demorar más de una semana. Por eso la informalidad campea, así lo confirmó Hernándo De Soto en “El Misterio del Capital” que en cifras comparativas realizaba un estudio simple pero certero del porque los peruanos pobres no están capitalizados en los papeles pero si lo están – y seguramente mucho – en la vida real y práctica.

Alguna vez un amigo ingeniero me dio una explicación antropológica del porque en la selva el predio era tan relativo y superfluo como no lo es en otros lugares. Sustentó su tesis precisando que el nomadismo de los amazónicos se debe a una estructura de la formación de sus ciudades y pueblos en general. En la selva todo cambia, los pueblos (lo dice Sangama de Hernández) aparecen y desaparecen por arte y magia de los ríos y de la fragilidad de sus suelos, entonces el poblador no toma un valor exacto de su territorio para convertirse en sedentario del mismo, sino, entendía, que ese territorio suyo no dejaba de serlo por el hecho de ser destruido por la naturaleza y lo condicionaba a poseer poco valor por él, por eso, una vivienda en resumidas cuentas, no era el fin supremo de su vida, menos su “formalización” y “titulación”, de ahí se justificaba también las invasiones y las precarias viviendas de gente tan importante.

Puede ser. Pero a este dilema se ha sumado – y yo diría con maldad y alevosía – los organismos del estado que por encriptarse en sus salvaciones legales con otras de otros ministerios ponen unos candados impasables para que cualquier ciudadano se formalice y viva dentro de los instrumentos legales que le permita capitalizarse. Una subdivisión puede llevar meses de calvario de amontonar papeles inútiles que sólo avarician más a los funcionarios que han aprendido a defenderlos porque significa su “cachuelo” dentro del estado, porque además son los únicos “sabiondos” del tema ingresan los condimentos de la corrupción. (Tema de otro capítulo) Han pasado meses y los papeles que presenté están prescribiendo. Porque para colmo tienen que ser demasiados actuales. Si es para darle la razón a la informalidad y mandar al carajo al estado.
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