jueves, 4 de abril de 2013

Estos pájaros furiosos



Por Héctor Tintaya Feria
-        Los Angry Birds

Santiago me lleva rápido de la mano por las calles San Camilo y Alto de la Luna para poder comprar un álbum original de los Angry Birds (Pájaros Furiosos). Hace años, cuando los niños coleccionábamos los álbumes del “Porqué de las Cosas” o los jugadores del Mundial 1982 ó 1986, también hubiera querido que mi padre me lleve por las mismas calles para encontrar estos sobres que antes las vendía la editorial Navarrete y se pegaban con goma externa. Por eso me emocionaba ir, aunque aún no conocía que diablos era eso de Angry Birds.
Ahora ya son sofisticados claro. Vienen adhesivos y con suculentos premios que hay que consultarlos en la página web del distribuidor. Si se trata de álbumes de cromos, tendría que ser necesario comprarlos. Ahora que la tecnología lo ha acaparado todo, encontrar gente que se dedique a vender, comparar y canjear las figuritas repetidas, es un verdadero milagro.

La presencia de sólo dos viejos vendedores en esta plazuela que antes era abarrotada por ganarse los niños que emocionados llegaban con sus figuritas repetidas, confirma la desolación. Ya no se pelean porque en realidad hay pocos. Es más, antes paquetes como acordeones en manos, se canjeaban dos o tres álbumes por temporada. Ahora sólo están estos benditos Angry Birds.

“Quiere el original o el bamba”. Me responde el vendedor más viejo de la plazuela. Discriminar uno del otro, en estos tiempos de sofisticación de la piratería es una proeza. Peor aún para alguien que recién ha escuchado el nombre de estos pájaros furiosos que se pelean por pegarles a unos chanchos que se robaron los huevos. “Papá que significa bamba”, me repite Santiago. Bueno es algo que se “piratea” y se produce casi exactamente al original, le digo tratando de dar una respuesta coherente para no decir que medio Perú es “bamba” actualmente, incluyendo su gente, claro, está.

La diferencia en precio es mínima. Compramos el álbum grande y cinco sobres que se destaparán en breve. “Señor, me insiste el viejo vendedor, le vendo “caleta” el paquete entero para que le entregue cinco sobres diariamente a su hijo, eso sí, tiene que haber comido antes o hacer su tarea. A los padres que vienen por acá, les da buenos resultados”, me reitera en tono pedagógico. – No es mala idea-, le replico y pago los 22 soles que cuesta el paquete y que obviamente no llenará el álbum porque un 20% tocará repetida, por lo que tendré que volver con Santiago a cambiarlas, eso sí, tres “repes” por una. Esa es la condición de los originales, claro.

Los álbumes no tienen que ser educativos necesariamente, me consuelo mientras intento descifrar en internet a estos pájaros furiosos. Tratando de buscarles algún valor competitivo, alguna ventaja psicomotora, habilidad mental, cualquier cosa que me consuele de no haber hecho una mala compra.

Lea esta columna en Cerbatanas del diario Pro y Contra 
http://proycontra.com.pe/2013/04/03/angry-birds/