miércoles, 10 de agosto de 2011

Ningún pariente es bueno



-       -   En política y menos cuando se ejerce el gobierno

En una de las hipótesis ensayada tras la derrota en las elecciones de Alejandro Toledo, el opinólogo Fernándo Rospigliosi dijo que fue, a su apreciación, porque siempre tuvo entre sus allegados a gente que a todo le decían “si Sr. presidente”, de ahí que cuando él decidió poner a Carlos Bruce al frente de la campaña muchos vieron como la derrota estaba cerca, por supuesto nadie lo contradecía y todos asentían “si señor”. Una de sus mayores críticas en campaña iba a ser por supuesto la exposición de Eliane Karp y sus hermanos que habían tenido exabruptos (mayores o menores) durante su gestión pero que en competencia restaban más de lo debido. Aunque tal vez no fue determinante en la última justa electoral, su familia del “cholo” sagrado es lo más vulnerable que posee.

Lo mismo sucedió con Keiko Fujimori, aunque algunos creían que el 20% del ala dura que posee electoralmente le corresponde a su padre endosada a ella, no alejarla de esa cifra le podía dar crédito para una segunda vuelta, pero no para ganar una elección y así sucedió, nunca conquistó el centro se aderechó más y perdió, por poco, pero perdió. Podríamos decir que en parte, su familia es un factor determinante, peor aún si luego la realidad legal de la familia de su esposo le hizo restar más puntos.
En política ningún pariente es bueno, así tenga talla académica o prestigio bien ganado. Eso mismo se advirtió de Ollanta Humala con sus hermanos, sobre todo de Antauro. Claro que en campaña podría sumar, puesto que esa estrategia de hacer recorrer el país a los reservistas fanatizados más que perjuicios le traía una organización electoral militante que no poseía el actual presidente. Así lo haya negado en campaña, era lógico que jugaran a favor del nacionalismo, en campaña eso se entiende y se asume a la familia, pero ya en gobierno eso desprestigia y limita con lo ilegal.
Por eso, desde la autoproclamación de su hermano Ulises como representante de los intereses del Perú ante los rusos, la cosa venía poniéndose medio color de hormiga. Luego de los primeros nombramientos de asesores, vice ministros y algunos funcionarios como la nueva posible jefa de la Sunat, Tania Quispe, prima de la esposa del presidente, parece que la cosa se enrumba por hacer oídos sordos a las buenas formas de actuar en la política apuntando a esa consigna de campaña y que la gente aún percibe, que este gobierno será de transformación de transparencia y sobre todo de honestidad “para hacer la diferencia”.
No se trata de prejuiciar a cualquier peruano sea quien sea, de su posibilidad legal de ingresar al estado por sus propias capacidades, pero lamentablemente cuando se es familia del poder, lo normas y ética en un sentido profesional es mantener la distancia prudente, pues los mismos subordinados asumirán que estás allí no sólo con el poder que te dan tus destrezas académicas e intelectuales o técnicas sino también por ese poder que llega desde las esferas más altas. Gestos de buena convivencia política podrían decir algunos.

Siempre sucede lo mismo cuando alguien asume algo o mucho de poder. Se nubla la visibilidad de la realidad, se vuelve borrosa las reglas que juegan en la cancha de la neutralidad y se impone un carácter de salvador o de omnipotencia que da la batuta de controlarlo todo. Esa enzima que se activa en el cerebro cuando creemos que nosotros y sólo nosotros lo podemos todo y aquel que ose mostrar otro camino actúa en contra o es el disociador, cuando suele ser todo lo contrario, ese “si señor”, que puede retumbar con más melodía en alguien que viene de las Fuerzas Armadas podría ser peligroso, a menos que el gobierno se desmarque antes que todo sea descalificado por argumentos como “si tu nombras a los de tu familia”.






miércoles, 3 de agosto de 2011

Los dos Chávez



- Martha y Hugo

No hay duda que cualquier atisbo de intervención, secretismo, manipulación o estatización será el manantial mediático que tendrán los fujimoristas y la oposición en general para poder atribuirle al nuevo gobierno el san benito de seguir o empezar con el modelo “Chavista”. Así como en el gobierno de Alan García la corrupción o el sobrepeso de su imagen eran motivo de burla y de reconocimiento ante la sociedad o cuando se le vinculaba con o sin razón a Toledo con la borrachera o la banalidad de sus gastos, igual, será el tema con los nacionalistas, pero esta vez con la censura o la intervención ya sea política o económica en diferentes campos.

El tema se vio evidenciado cuando la congresista fujimorista Martha Chávez armó su escándalo en el Congreso cuando Humala Tasso asumía el gobierno delante de varios mandatarios de la región. El hecho, de por sí vergonzoso y que culminó en sus suspensión por 120 días, ha puesto otra vez en el debate si en realidad se empezarán a activar los mecanismos para callar a los congresistas “bocones” o si se está ensayando un procedimiento para ver si el resto se alinea al menos en las formas.

Martha Chávez llevó a la exageración su discurso ante los medios relacionando esta supuesta juramentación por la carta magna del 79 como el inicio de la dictadura, el desgobierno o el modelo chavista. “Ya, ven, ya ven, yo se los dije” parece decir cada vez que interviene ante los medios, obviamente, más que defendiéndose de su bochornosa actuación, tratando de posicionar el prurito este contra los nacionalistas. Mientras tanto el otro Chávez, el de Venezuela, ni suena ni truena en este entuerto, pero aún así será la piñata permanente.

Es cierto que la sanción puede haber estado bien merecida, incluso con aprobación no declarada de sus compañeros de bancada, también es cierto que más que lo vergonzoso que puede haber resultado el hecho del 28 de julio, es que los nacionalistas actuaron con sentido de oportunidad poniendo el parche justo ante la congresista que más bulla iba a provocar por estos primeros meses. Como para, de paso, ir acomodando los puestos de confianza y funcionarios no tan venidos a la izquierda pero necesarios para mantener el equilibrio que buscan ciertos sectores.

También – obviamente - es una señal para los que se atreverán a vociferar de ahora en adelante, puede ser incluso una guerra declarada al fujimorismo con quien seguramente se darán las mejores puyas en este quinquenio. Más allá de lo correcto o no, el hecho es que es saludable que una oposición tan cohesionada como la fujimorista exista dentro de este parlamento pues ayudará al balance de los poderes al interior del Congreso. Por lo demás los dos Chávez (Hugo y Martha) al menos estarán lejos de la agenda por un tiempo prudente.