jueves, 3 de abril de 2008

Un día en la calle





Son 5 y 30 de la mañana en Iquitos y el movimiento está por comenzar. Es jueves y normalmente suele ser un día semi movido, la costumbre dice que no son días espectaculares pero uno nunca sabe y eso lo mejor de esta profesión. Las ondas de la FM empiezan a emitirse minutos antes de las 6 de la mañana y hay que estar atento para cazar a lo intrépido el mejor ángulo de la noticia, estamos en competencia con diez emisoras pero lo peor es la propia ira de producción en cabina que no deja de joder exigiendo el ángulo “picante” y sobre todo la anticipación. Soy acompañante de Genaro al que los “búfalos” de la locución y la prensa radial le dicen temerariamente “El Tanque”, pero él es, todo lo contrario.

5 y 50 y en la Pevas cuadra 11 un camión se atolló por culpa de su propio peso y derrumbó 20 metros de la antigua alcantarilla. Los vecinos se quejan y empiezan las eternas fabulas que hacen encantadora esta ciudad. “Es de Odebrecht. Casi mure una señora. Los niños se salvaron de milagro”. El problema desnuda una realidad profunda como es el colapsado sistema de desague y una desordenada y truculenta red inservible que se defeca más por corrupción que por desechos naturales de la gente. Las ondas se expanden y una audaz mirada particular empieza a transmitirse en cada frecuencia. En las cabinas cada estilo es más incisivo y el alcalde y la empresa constructora de unas obras aledañas son las eventuales piñatas, la gente adormitada interviene con sus condimentos particulares y los cinco minutos en escena, convierten una vez más en suculentas páginas sociales un tema trascendente y fatal.

No importa ya. Los minutos hacen su tarea por lo que no es prioritario detenerseCada audaz se dispara con el celular en línea y se olvida del asunto con la misma velocidad con la que llegó. Nos vamos a la Comisaría 9 de Octubre, jurisdicción de San Juan y Belén. No se explican porqué, pero esta dependencia es una caja de Pandora a diferencia de las otras, algunos en el trayecto dicen que es porque abarca 2 distritos y hasta creen que “los tombos” allí trabajan más. Pero yo aún sigo creyendo que su gente se ha puesto de acuerdo en no aburrirse tanto como en las otras jurisdicciones. Dos vecinas se pelean por ser vecinas, un “sujeto” (como lo llaman los que están en cabinas), le ha pegado una vez más a “su mujer” (como la llaman las vecinas). “No pasa nada” dice el tanque y Marco Antonio que se suma a la rutina. Van a dar las 7 de la mañana y “la cosa” está tranquila sólo que en Radio Patrullas uno de los reportes dice que un “mono loco” ha tenido que ser encarcelado porque no puede con su genio.

Es un mono enjaulado que parece vengarse de todos por su mortal cautiverio en ciudad. Quiere atacarnos. Quienes son los locos, bromean a la distancia unos policías. Amenaza la lluvia pero más pensar en el cierre de edición. Felizmente no se ve – por ahora - el grupo de periodistas con una sola pregunta, una sola decisión y una sola personalidad que normalmente acuden a las conferencias. Un caldo de gallina cae bien, hay resaca (¿cuando no?). Se acerca las 8 de la mañana y las radios están disparando sin cuartel. La prensa en Iquitos es muy particular lo que contrata con sus facturas, que si es muy estatal. Ya no importa, es hora de la reunión habitual en el diario y me alejo un poco porque un imprevisto con mucha intensidad periodística me sustrae por unos minutos. Se acuerdan comisiones y se refuerzan estilos, pero la lluvia lo jode todo, una vez más los metereólogos se han equivocado.

Cuando llueve se repasan los temas y también se adormita un poco. En educación se tropiezan en errores, en Salud todos se están arañando, los apristas se rotan los puestos públicos, los indígenas están que regalan abogados, los jueces se denuncian por su trabajo impopular, los puentes en el Nanay se caen antes de construirse, el presidente está de viaje y un vicepresidente que se pasea apagando los incendios. Lo nacional no es noticia, eso sí, los productos suben cada vez más, la señora que nos vende el caldo de gallina dice que el aceite ha subido de 2 soles a 8 soles en una persignada, ¡es un clamor!, pero esto no se publica, no se escucha, no se ve en la televisión. Tal vez por eso el mono también se volvió loco.



La lluvia ha desatado los males sempiternos de Iquitos, termina la mañana con una secuela cíclica de estos temas en los medios: Fugas de agua, halagos, cortes de energía, fugas de energía, más huecos que pistas, con el olor impregnado de las aguas servidas, más limpias de las que se cocinan en cabina, sin lugar a dudas. Un día en la calle de un periodista es mojarse por dentro y por fuera, es empezar en la madrugada – sin casi haber dormido – sobreparar a medio día para acelerar por la tarde y terminar de arrojar la adrenalina en la noche y viceversa, es contranatura de lo oficial y “mimetismo” en el submundo, ese donde se huele la vida, el ron, la caña, y todo el alcohol permitido que esta noche voy a volver a inyectar en las venas. En un clima tan inesperado como el de Iquitos y con esa fauna amical, los días se hacen pasión y es el mejor amor para volver siempre. Hasta siempre.

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