miércoles, 28 de abril de 2010

Se casa Greg




El amor es lo último que se analiza en un matrimonio, al menos eso parece estar pasando en el matrimonio de Greg y en los últimos matrimonios que he presenciado, es más estoy casi seguro que ha sido siempre así y no tiene porque cambiar en el caso de mi amigo. “Claro que el amor es importante”, habrá pensado él y su novia antes que decidieran casarse pero seguro que antes que ponerse a pensar en cuantas toneladas de amor requieren para pasar a la otra orilla de la vida y presentarse ante la sociedad como esposos, primero están pensando en la cantidad de comida, trago y atenciones que tienen que dar a un grupo de casi desconocidos que están esperando que llegue este momento para devorar todo en cinco minutos y tomar el licor más rico, seguramente el más delicioso porque obviamente es gratis.

Por eso, en vez de verlo gracioso y alegre, bromista como ha sido siempre, dicharachero y jovial con todos, ahora se le observa oscuro, sombrío y hasta medio enfermo. Lo mismo no piensa su novia, claro, porque para las mujeres siempre las cosas materiales y la felicidad llegan del cielo y no necesariamente de los números, montos, lugares, y recibos que hay que atender para un matrimonio. Por eso tal vez piense en que mejor sería decirle que abandone esta empresa antes que termine destruyéndolo a él y todo su futuro, porque antes de la mencionada catapulta a la desilusión, vivía una vida sin contratiempos, con el desorden propio de los solteros y con las noches al libre jolgorio como mandan la vida de los jóvenes sin ataduras, pero ahora, antes que ya se haya casado esto ha cambiado a tal punto que ha caído el fin de semana en su cama, justo cuando teníamos que hacerle una despedida de soltero. Raro para un novio feliz, que intenta abandonar los placeres, precisamente con más placer.

Pero lo peor no ha sido eso sino la impronta conversación que sostiene en el poco tiempo que ha empezado hablar con los que antes conversaba con naturalidad. Ha preguntado por ejemplo que si el futuro gobierno es del mismo corte que este entonces su profesión podría tener algo de éxito porque si se antepone otros modelos entonces su galopante carrera de marketing comercial sería un desastre porque de Segurola competencia y el libre mercado no existirían y ha empezado a devotarse de manera ferviente en un partido político, él que apenas se había enterado que Alan García gobernaba el Perú. Empezó a cuestionar la subida de la gasolina que podrá afectar su presupuesto habitual ya establecido para una vida de casados y que si el azúcar sigue subiendo entonces tendrán que racionar la alimentación porque las cuentas sumadas a otros incrementos no podrían ser manejados. Estoen realidad ha desesperado a los que alguna vez vimos en él al hombre más irresponsable del país que apenas diferenciaba el mercado de una iglesia porque algunas veces su ahora novia lo llevaba de la mano los domingos para enseñarle donde tenían que casarse.

Y lo peor es que quiere que yo sea el padrino, como si alguien con tantas dudas en la cabeza y que piensa siempre en cursiva, que es incrédulo por naturaleza y que jamás podría dar consejos porque para eso hay que estar revestido de pureza, podría asumir una semejante responsabilidad. Un padrino normalmente debería constituir tal vez en el personaje más crucial en el futuro de algún matrimonio, porque no es tanto el presente que se le pueda hacer - que dicho sea de paso, casi será nada - sino la inmensa tarea de vigilar que esos dos que se están casando al menos duren juntos un año. Porque sino todo será culpa del padrino, o la mala suerte que tiene (como si se tratase de un gato negro), o la mala decisión que tomó él por haber elegido alguien “inapropiado”,dirá todos los días de mi existencia la familia materna y seguramente no faltará alguien que quiera ajusticiarme por esto.



“Cuando el amor ha sido una comedia, forzosamente el matrimonio tiene que derivar en drama”, decía Lamartine y eso parece que va suceder ahora que tendré que vestir de traje y esperar toda la maldita ceremonia de los anillos, los bailes y los discursos para una platea que sólo quiere escuchar flores y futurismos basados en el amor, la comprensión y el diálogo, cuando todos ellos saben que lo extraordinario en un matrimonio es la mesa servida. En fin, si la gente se sigue casando seguramente es señal también de que el fin del mundo está por llegar así que esperare vestido de negro, aprendiendo el vals y discurseando como un político en plaza que no cree en nada de lo que dice y de paso se burla concientemente de su auditorio.

Lea. federicoabril.blogspot.com

No hay comentarios: