miércoles, 5 de junio de 2013

"El pato de la boda”




-          Francisco Bolognesi y la idea real de peruanidad



Siempre que he tenido la oportunidad de hablar en clases de historia, (orígenes)  de la república y en general el concepto o el origen de la idea de peruanidad he recurrido a las cartas de Francisco Bolognesi. Para poder explicar lo entreverado y difícil que es hablar de la falta de identidad en el país, estas cartas me han servido de una estrategia didáctica inmejorable. Primero porque la mayoría de escolares (seguramente universitario y en general millones de peruanos) no las han leído y contextualizado para entender la situación peruana en la guerra del Guano y Salitre de 1879 y segundo porque hasta antes de la guerra, la idea de país – nación no había germinado en el Perú.

A propósito del Día de la Bandera Nacional, hecho que se instauró a raíz de la batalla de Arica (7 de junio de 1780), las cartas de Bolognesi no han merecido un lugar que corresponde en la enseñanza educativa nacional en todos sus niveles. Un poco debido a esa tergiversada idea de endiosar injustificadamente algunos héroes para, precisamente, justificar varias de las derrotas de nuestro Ejército y otro tanto por no entender en su totalidad la figura de Bolognesi, en esos sectores que los izquierdistas llamarían “las clases dominantes”, que no son más que la mala interpretación del sentido real e historiográfico que deberían tener los contenidos en el currículo.

 Y
 recurro a las cartas dirigidas a su hijo Enrique (http://goo.gl/xWGys) días antes de la batalla y sobre todo a la de su esposa (http://goo.gl/cOVIl)  Más que un canto de amor, una herida de la decepción profunda de los líderes del Ejército y del país de entonces. Bolognesi fue un coronel que cuando Chile declara la guerra al Perú ya estaba en sus cuarteles de invierno. Aún así se alistó. Debido al “linaje” familiar y ciertos conocimientos militares le dieron el grado de coronel. A ciencia cierta sabría desde un inicio que las cosas estaban perdidas, más aún en el morro de Arica estaba convencido plenamente de ello. La respuesta a los chilenos donde niega rendirse (….quemar  el último cartucho…) que sí conocemos porque así han querido los libros lo pinta como un patriota cabal.

 Pero eso significaba ser patriota en plena guerra, pero también decirles las verdades a sus jefes. El coronel Leyva convencido por el ambicioso Piérola, se negó asistir con los refuerzos desde Moquegua - Arequipa y así quedaron a su suerte. Con un presidente cobarde fugado en pleno conflicto como fue Mario I. Prado y con el “Califa” importándole sólo el poder, Bolognesi sabía que íbamos a perder la batalla. Tal vez en eso se basa la mayor idea de patriotismo de Bolognesi que entendió que el Perú no era hasta entonces ni remotamente una nación en términos políticos y menos históricos. Quiso parir en el país esa idea mediante su sacrificio.

 De paso desnudó a la dirigencia política y militar de esa etapa negra de la historia del país. No se fue sólo para la fotografía donde aparece casi desmayado con el brazo derecho apuntando hacia la nada, mientras es muerto con un culetazo de un soldado chileno y que han adornado nuestros textos. Se fue para que, desde entonces, los peruanos sintieran su territorio. Así, días antes le escribe a su esposa. “… Esta será seguramente una de las últimas noticias que te lleguen de mí, porque cada día que pasa vemos que se acerca el peligro y que la amenaza de rendición o aniquilamiento por el enemigo superior a las fuerzas peruanas son latentes y determinantes. Los días y las horas pasan y las oímos como golpes de campana trágica que se esparcen sobre éste peñasco de la ciudadela militar engrandecida por un puñado de patriotas que tienen su plazo contado y su decisión de pelear sin desmayo en el combate para no defraudar al Perú…”

Y termina dando una clase de honor que deberían aprender miles de gobernantes y militares que han deshonrado el país “... ¿Qué será de ti amada esposa? Tú que me acompañaste con amor y santidad. ¿Qué será de nuestros hijos, que no podré ver ni sentir en el hogar común? Dios va a decidir éste drama en el que: los políticos que fugaron y los que asaltaron el poder tienen la misma responsabilidad. Unos y otros han dictado con su incapacidad la sentencia que nos aplicará el enemigo. Nunca reclames nada, para que no se crea que mi deber tiene precio…”

 
No sólo lo traicionaron a él y al país. Él mismo gritó hacia la mar la palabra “traición” dentro del campo de batalla. Las minas que debieron explotar en el momento del asalto del morro por parte de los chilenos y matar ambos mandos, nunca se activaron. Calculando lo que iba a pasar cuando le escribió a su hijo Enrique. “… Creo que seré el pato de la boda por ocupar este puesto que es el ensueño del enemigo… Ya estoy fastidiado, deseo que llegue el momento de un ataque para descansar del modo que quieras entenderlo….”  De esos hechos está llena nuestra historia y cuando se narra a los alumnos con detalles, fechas y terribles coincidencias de lo que pasaba en el país y como perdimos finalmente, se forman una idea cabal de lo que es verdaderamente tener identidad, conocer y entender, al menos, a los que intentaron originarla.


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