domingo, 24 de febrero de 2008

Nada se impone



A propósito de la “Ley de la Selva” y su inminente amenaza

Manuel Pulgar Vidal, un especialista en derecho ambiental, ha sido uno de los más claros expositores en el Foro Ley de la Selva promovido por el Gobierno Regional de Loreto y llevado a cabo hace unos días en el auditorio del Colegio San Agustín. De este proceso – porque así se deben ubicar los debates y diálogos que pugnan por propuestas tangibles sobre un tema sensible – han salido algunas conclusiones importantes que es preciso anotar en bien de lo que se viene con cara al futuro de la amazonía y el manejo de sus suelos.

Pulgar Vidal, al empezar su intervención ha concluido un punto de vista medular en el tema. Ha dicho que “lo que mal empieza, mal acaba” en alusión al proyecto Nº 840 que intenta concesionar y adjudicar en venta los terrenos “eriazos” en la amazonía. Y mal puede acabar porque, como ha empezado a circular este documento en la comisión agraria, más parece una imposición que de no haber sido advertido a tiempo ahora estaríamos lamentando una consecuencia. No por mala o buena que puede haber resultado, porque eso finalmente depende de su implementación, sino por el sólo hecho de no abrir los espacios de diálogo en torno a este proyecto para que se socialice sus comentarios y se abra la información en torno a sus alcances, es decir se legitime aunque sea en el debate.

Más allá de los referente legales en torno a los 2 artículos de la ley que se pretende modificar (la Nº 28852, “Ley de concesiones julio 2006) mediante este proyecto llamado “Ley de la Selva” y además el atropello a la descentralización y “regionalización en marcha”, hay en sí un tema mayor que está detrás del árbol. Es decir el bosque en sí y los servicios ambientales que se pueden ofrecer con ellos. El regente de la propiedad con el sólo hecho de tener esta posesión podrá convertirse en un receptor de carbono y recibir bonos tan increíbles como cuantiosos, más aún si consideramos que el tratado de Kyoto se renovará en el 2012 y esto supone mayores beneficios para los países con espacios amazónicos, es decir en perspectiva, una situación inmejorable, es por eso que la tesis de los lobbyes de empresas chilenas y peruanas en torno a este proyecto encaja en la sensibilidad de los dirigentes e indígenas que sienten que ellos, podrían ser los que reciban estos bonos por el sólo hecho de la propiedad ancestral, una figura que no contemplaría esta modificatoria.

En el contexto siguiente lo que se está debatiendo en el fondo es la tenencia de la propiedad en sí, porque como se ha demostrado - a priori – en la selva baja “los terrenos eriazos” no significan una posibilidad real de presentarse y menos medirse en la proporción que establece la propuesta. De aprobarse el proyecto Nº 840 (como así parece visionarse por la composición congresal), éste debería tener enmiendas claras y precisas en torno a la promesa de inversión de los empresas y la adjudicación en venta podría reformularse en torno a la amazonía baja por tratarse de una realidad antropológica distinta y convivencia social diversa en el bosque por debajo de los 400 m.s.n.m.

Como todo parece indicar las propuestas del “perro del hortelano” se van a presentar en toda o en alguna medida. Más allá de la movilización social que amenaza con presentarse y del balcón que utilizará el Gobierno Regional para observar estas decisiones, el debate profundo se debe presentar. Artículo por artículo, terreno por terreno y región por región deben ser esclarecidos cada cambio que afecte a los más. Por lo demás los debates y las “consultas populares” son indispensables y un acto de consolidación de las propuestas y de la propia democracia.

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