martes, 18 de marzo de 2008

Los profesores de mi región



He notado con alegría que muchos de los docentes loretanos se han visto reconfortados con el profesor Wilson Shuña que ocupó el primer lugar en el concurso nacional y lo han tomado como un triunfo personal, un ejemplo y una advertencia para el resto que tira barro contra el sistema educativo regional. Esta bien y yo también pienso de esa manera pero hay más de sólo un 15. 80 puntos de nota tras los resultados del examen de nombramiento.

Los 546 maestros que ocuparán una plaza en la próxima contratación debido a su nota aprobatoria, es otra muestra del orgullo regional. Si el primer puesto de Shuña les pareció excitante, los 546 son una orgía de números sólo superado por la enorme Lima y Arequipa. Como para decir “y donde están y donde están, los m…. que decía que nos iban a ganar”. Pero no es tanto así, el proceso educativo en la región se ha enriquecido no con estos datos producto del examen sino de sucesos que durante casi una década han venido sucediendo con una frecuencia que debiera ser superior.

Desde 1999 los profesores de otras regiones o “afuerinos” como los han llamado han estado llegando en cantidades, en algunos años, superior al medio millar. Que, entre contrato y contrato se han ido nombrando gradualmente y, cuando un estigmatizado Rivadeneyra les prohibió el nombramiento, ya se habían instalado en todas las provincias de la región generando lógicamente celos, rencillas, envidias, odios, enseñanza y también risas. Sí, muchas risas, porque no hablaban cantando, porque no se vestían en trópico, porque se les escapaba la “e” cuando debieron pronunciar la “i”

A lo largo de los últimos años he registrado en la memoria muchos casos de esfuerzo y progreso de algunos de ellos, que en muchas ocasiones eran mujeres solas que sin ningún arraigo regional se vinieron dejando todo por ejercer su vocación. He visto como muchos de ellos se han mimetizado muchas veces mejor que los propios, se han encumbrado en cargos políticos y también he visto de los otros, de algunos que ingresaron a Guayabamba por violación o maltrato. Pero los casos de esfuerzo y aporte han sido mayores al perjuicio, por eso cuando observo poco a poco la lista de los 546 no dejo de sorprenderme y hasta reír porque muchos de los registrados son ellos, que por propio esfuerzo se han ganado un lugar en la lista engrosando el orgullo regional y esta bien que sea así.

Porque las voces de los superficiales han dicho hasta el cansancio que se trata sólo de buscar el nombramiento y luego irse con “su plaza” como si se tratase de un “robo” al presupuesto regional, lo que demuestra no sólo ignorancia sino una tremenda malicia e intolerancia. He escuchado que son los desempleados sin oportunidad en sus regiones cuando los exámenes están demostrando lo contrario. No piden que se les agradezca, es más, muchos de ellos quieren ser reconocidos como naturales de la región, pues no sólo ya hablan, comen como loretanos sino que se han casado y tenido hijos y aceitado con su trabajo el engranaje productivo de nuestra zona. Se han enamorado de su clima y de su tranquilidad y no están dispuestos a irse, por el contrario desean quedarse para impulsar la región y en una generación más – de repente – estar hablando contra los que llegarán, algo así como sucede ahora con los que llegaron antes.

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