jueves, 13 de agosto de 2009

La importancia de los profesionales


A veces se desdeña a los profesionales de las diversas especialidades por el hecho de contar con la suficiente sumisión ante las decisiones arbitrarias y desbocadas de las autoridades que normalmente llegan a confundir una actuación técnica con una actuación contraria a sus intereses u objetivos propios, los que normalmente tienen que ver con su destino político. En el peor de los casos, estos profesionales llegan a sus cargos por el “amiguismo” o compadrazgo que genera un nivel de “confianza” en las autoridades en desmedro de la eficacia en un sector que, por ser público, está expuesto a la crítica, la fiscalización y el escrutinio permanente. Los profesionales - no siempre - son los que poseen un título académico para los cargos a designar, a veces, pueden ser personas que debido a la acumulación de su experiencia en el campo en el que se ha desempeñado ha encontrado – gracias a su habilidad y experticia – un conocimiento casi exacto de su área lo que lo lleva a considerarse tan apto o indispensable como cualquier otro que haya acumulado una serie de conocimientos teóricos universitarios que a veces, en nuestro país, no garantizan el éxito en su labor.

Hay una serie de ejemplos que en realidad constituyen una reverenda alabanza a la vergüenza. Por citar algunos mencionaremos por ejemplo la clase de regidores que tienen nuestras municipalidades de la ciudad que en más de años de gestión no se les ha conocido por otra cosa que el escándalo en base a sus ambiciones políticas o por temas de corrupción. En Maynas, por ejemplo, ha primado y ha hecho noticia la participación de dos de sus regidores por temas de corrupción evidente que ha traído como resultado el desafuero de uno de ellos, el resto ha sido una comparsa festiva de los sucesos por demás evidentes de lo que se está cocinando en la comuna. Por su parte, en Punchana han brillado la ausencia de la inteligencia y sólo habido atisbos de realizar una tarea de fiscalización, acá parece que más que por falta de decisión ha sido por la incompetencia de sus concejales, algo similar ha pasado en Belén que la máxima aspiración de notoriedad que han tenido los regidores son por la vacancia de un alcalde auspiciado por otro regidor que ahí sí consiguió cierta unidad en un grupo de ellos, porque seguramente, representaba la posibilidad de dirigir económicamente la municipalidad. En San Juan habido un poco más de decencia pero al parecer los casos trascendidos por parte de un grupo de ellos como los sucesos del “vaso de leche”, han quedado adormitados por una estrategia muy bien planificada para borrar cada signo de denuncia de corrupción.

¿Los regidores tienen que ser profesionales? No necesariamente, normalmente son los que aportan a la campaña económicamente o son las denominadas cuotas de los que desde afuera aportan, por eso, vemos que su incapacidad se trasluce porque precisamente ese es el perfil que requiere el “sistema” para que desde adentro no pase nada y el suelo esté parejo, así sucede con los consejeros regionales, así ha sucedido con los parlamentarios y así también la prostitución ha funcionado desde los tiempos inmemoriales. Pero donde si debería exigirse especialistas es en los cargos más vinculados con los ciudadanos. Un regidor puede pasar piola ante la gente pero el que va atender directamente al usuario tiene que ser alguien que no sólo conozca las intenciones de su jefe sino de la administración de lo que está a su cargo. Ejemplos, el gerente de tránsito de Maynas, una persona que deberíamos conocer de su trabajo en la calle, casi siempre está desinformado de lo que pasa en la ciudad, algo similar de lo que sucede con este cargo desde la Dirección de Transportes.

En Defensa Civil en la Provincia sucede algo similar o más caótico aún porque en realidad el pobre funcionario nunca se da por enterado de las posibles emergencias que hay en la ciudad lo que es más grave aún para no hablar de la parte cultural donde ha primado también el amiguismo. Normalmente los cargos de confianza se entregan a personas que han trabajado en campaña, es cierto, pero tampoco deben ser personas que están diametralmente opuestas a las funciones a las que deben desempeñar con cierta decencia o mínima inteligencia, en todo caso, la responsabilidad no es de ellas, sino de los que los convocan. Este podría ser el caso en el tema de Educación, porque ya vemos ahora que todo el anuncio pomposo de reorganización de este neurálgico sector ha quedado en nada después de la anulación de los supuestos mal contratados, la cosa ha quedado en nada, a decir por una falta de previsión en los argumentos legales que iban a esgrimir los “afectados”. La culpa no es de estos (grupos) de abogados, que seguramente pintan las cosas en la misma dirección de las órdenes o los propósitos de sus jefes sin darse cuenta que ayuda más el que plantea las cosas de una manera real, que aquellos que maquillan las estrategias pensando que de esa manera se ganan un pedacito del cielo que significa el poder.
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