jueves, 25 de julio de 2013

La repartija es lo de menos





- Ahora el problema es la manera de elegir

No nos van a engañar algunos medios de comunicación y sus columnistas o direccionadores y  quieren ahora sorprendernos con esto de las repartijas. Aquí, lo único nuevo es que las conversaciones, transacciones o como; eufemísticamente se ha denominado, acuerdos, han sido grabadas y expuestas en esta especie de moda de los últimos años, de sobre exponerlo y publicarlo todo, agregando un enorme halo de asombro.

Se rasgan las vestiduras ahora los apristas dando un aire de inocencia en relación a cómo se gestionaba durante el gobierno anterior los temas que requieren estos acuerdos. Las repartijas son de este gobierno, de los anteriores y lamentablemente se seguirán presentando. No es resignación, es sólo detallar lo que en realidad pasa tras el poder. Talvez lo que sí se pudo arreglar, es la condición académica de algunos en cuestión. No puede ser que no haya profesionales afines a las intenciones del Estado – gobierno, con mejores carteles de presentación que los que han ganado estas designaciones.

Algunos muy partidarios, otros, como los integrantes del directorio del BCR, han pasado por agua tibia, porque su formación y cierto prestigio técnico ha obviado las faroles políticos tan sensibles en la elección del Tribunal Constitucional y de la Defensoría del Pueblo. Pero, valgan verdades, con la última decisión del TC en relación a la obligación por parte del Estado a pagar los bonos por la deuda de la Reforma Agraria, no creo que haya mayor diferencia en las decisiones que las que vayan a tener de ahora en adelante los nuevos miebros.
Esta obligación que tendrá el Estado de 8 años para iniciar el proceso del pago de la deuda es, sin duda, la otra repartija. Por más que estos bonos demuestren que el gobierno Velasquista expropió a los antiguos “patrones” la tierra que no trabajaban, hay un aire de injusticia en varios sentidos. Si el TC es un orgasnismo que en última instancia imparte justicia, esta debe alcanzar a todos los ámbitos. O acaso las fortunas que se alcanzaron mediante la explotación de los seres humanos que trabajaban como esclavos en esas tierras expropiadas, no se adquirieron en varios siglos de injusticia.

Pero claro, esa noción de real derecho y justicia, si es que no están en bonos - papeles y sólo en reseñas sociológicas e históricas, no son válidas para efectos legales que maneja este especie de última aristrocracia judicial. Nadie está diciendo que no se reconozca una deuda tras una expropiación, pero como siempre pasa en el Perú, las decisiones no pasan por el favorecimiento de una gran mayoría, así, un grupúsculo se volvieron a apoderar de la tierra, se usufructuara nuevamente mediante otro sistema de explotación y el espiral del sistema peruano se siguió repitiendo en varios sentidos.

Las repartijas en el poder no son de ahora, la hubo cuando Fujimori, privatizo y dirigió a ciertos grupos de poder los puertos y vendió estratégicamente ciertas empresas para que otros grupos o sus allegados se posicionaran en el mercado sin ninguna competencia, menos la presencia del estado. A la par, Montesinos repartía el dinero de las repartijas a los políticos que no se alineaban y luego el aprismo institucionalizó las repartijas pero entre sus compañeros. Ya sea con cargos públicos (donde nunca se pensó en los atributos acadèmicos sino en el carnet) o decisiones “legales” como los narco indultos, o promoviendo dentro de instticiones a sus allegados, Poder Judicial, Ministerio Público.

Que no vengan ahora a escandalizarse con esto de las repartijas, los mismos que perpetraron u organizaron el sistema que hoy nos escandaliza. Lo realmente lamentable de todo esto, es que, a partir de ahora, estas decisiones de los nuevos integrantes del BCR, TC o Defensoría nacerán seriamente cuestionadas lo que lleva a repensar y renovar el sistema de elección de los mismos, siempre y cuando estas repartijas, esté en manos de una verdadera decisión popular.

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