miércoles, 20 de agosto de 2014

Lluvia de denuncias


Discrepo contra los que sostienen que una investigación sólo debe ser discutida a nivel del Poder Judicial, incluso con los que sostienen que sólo y tal vez si el Ministerio Público inicia un proceso, estos puede ventilarse a través de los medios de comunicación. Esos que señalan esta especie de corriente dentro del periodismo o, se han olvidado que los objetivos, tiempos, recursos y ópticas en el periodismo son distintos a los que pueda entablarse una investigación a nivel judicial o lo único que están haciendo es caer en el juego al defender “periodísticamente” al acusado.
Si haríamos caso a esta interpretación que en muchos casos es antojadiza, entonces no habría un equilibrio de poderes básico al momento de fiscalizar a una autoridad. Tal vez lo que ciertos medios y periodistas quieren decir es que si detrás de cierta fiscalización o persecución (como quieran llamarla) están los intereses de una agrupación o personaje que, evidentemente, empuja o apoya al medio o periodistas para que continúe fervientemente con la denuncia.
Pero vamos. Qué denuncia periodística no tiene de tras fondo un interés parecido. Y más aún, casi siempre estas pruebas provienen del otro bando y son referencias o fuentes que el periodista persigue. Esto no es novedad, pero. ¿Si la verdad se esconde tras esas pistas, no es lícito denunciar a nivel periodístico? Claro que involucrarse pasionalmente como una especie de fijación personal podría ser cuestionable.
Eso es lo que está pasando a nivel nacional con esta andanada de denuncias en medios de alcance nacional que están siendo (re)tratados en los medios locales con un “lo dije yo primero”. Con esto, se está llegando a cuestionar la descentralización cómo si el proceso tuviera culpa que haya choros en todos lados por ser permisiva en la fiscalización. Ahí está el mérito de estos denunciantes parcializados y más que cuestionarlos amerita ser puestos en evidencias pero no atacar o descalificar el mensaje y convertir las denuncias en una recíproca cacería de periodistas que desdibuja el ambiente.
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