miércoles, 11 de marzo de 2009

Igual que ayer


Las cosas a veces pasan y a veces no se sabe



El avión aterriza a las tres de la tarde en medio de un manto que envuelve el ambiente verde. Felizmente sigue del mismo color. El aeropuerto es el mismo pese a que ya está concesionado en medio de la esperanza de un servicio mejor. Mentira. El motocarro de la tarde compite con los miles de sus colegas a lo largo y ancho de la Avenida Quiñónes con un ruido que acelera más el machista que lleva dentro. “Complejo del pene grande”. No puede ser, ¿todos no pueden tener ese complejo?, me pregunto y continúo sacudiéndome con los tropiezos de la carrocería que no aguanta ya los baches lunáticos de la avenida que me recuerda para la fugaz felicidad que todo sigue igual.

Los horribles anuncios desordenados que adornan sin voluntad las calles que conducen al centro que no es centro de la ciudad hacen recordar que los teléfonos y las cervezas siguen siendo lo más importante en el Perú. Es lo mismo en todo lado. El precio de la carrera ha subido pero sólo por la pendejada del conductor que cree que llego por primera vez, pero al sólo hecho de una intersección ¿Qué esss? Se sorprende y baja sus pretensiones y me aborda con el tema del día, de la semana, del mes, en realidad del año, Nooo, de toda la campaña. ¿Va ir a ver al CNI? Por supuesto, lo invito a despabilarse, y empieza con una charla de fútbol que no acaba hasta llegar al cuarto. Siguen igual de loros estos tipos.

La televisión sigue igual ¿o peor? Un tipo que viste con una linda guayabera que merece un destino mejor tratando de hacer lo imposible para no ser entendido, creo que su verdadero objetivo es distraernos buscando que seamos unos adivinos de galimatías rebuscando una sola frase entendible que salga de su voz infantil y acojudada. Me rindo. No puedo. Es parte de la escenografía habitual que han parido las televisoras provincianas a nivel nacional. Sí. Y la música sigue teniendo ese quejido pandillero que impulsa las caderas para la derecha, para la izquierda, de un lado, hacia el otro que se refleja en el caminar sincopado de las “bebes”, como las llama un coleguita. El sinónimo sigue siendo el mismo y es justo.

Los problemas también son los mismos. Un fantasma que lleva por nombre Frente Patriótico quiere un nuevo paro para cualquier día de la semana. Me avisan por favor para ser su tercer acompañante. No es bueno desilusionar al desvalido en tiempos de crisis. Sigue igual o peor para ellos. Los profesores quieren trabajo ¿Quién no hermanos? Pero ni al fondo hay sitio para todos, así que, caballeros, a seguir esperando porque el sistema ya no tolera cantidad. Es la misma pena que siempre se ha sentido por ellos. La campaña ya empezó, en realidad nunca terminó y eso no es noticia, ósea que esta todo normal. De un lado los oficialistas silbando al compás del CNI y de otro los solitarios que apuntan sin mucha puntería. Igual de siempre.

Mejor me tomo un caldo de gallina regional que espero siga siendo el mismo. No hay plata suficiente, le pido a la señora una rebaja, el potro no tiene suficiente dinero, no alcanza la hazaña. Eso también sigue igual. Y los alumnos vuelven a sus aulas, mojadas por las coladeras, húmedas por la lluvia de seis horas. Los contenidos los mismos, los profesores los de siempre, un poco más viejos otras más fuertes. El Rosa Agustina recibe carpetas y sólo 6 máquinas de coser. Es otra “hazaña” digna de publicarse y ese procedimiento también sigue igual. “Pelachito por aquí pelachito por allá, construye el auditorio del Rosa Agustina y lleva a Explosión por allá, entonces todo cambiará”. Termina la canción.



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