- La derrota de Perú según un paraguayo
El defensa paraguayo Miguel
Samudio ha explicado a su manera el porqué de la derrota en algunos de los
jugadores peruanos. Y no podía ser más explícito. Ha dicho que tanto Luís Advíncula
como la “foquita” Jeferson Farfán estaban “asustados y cagados” (se entiende de
miedo). Como se reflejó en el partido donde finalmente Perú quedó prácticamente
fuera del mundial Brasil 2014, esta conclusión del guaraní, se puede aplicar y
hacer extensivo a todos los
seleccionados.
Apáticos desde el arranque, sin
ganas, sin fuerza, sin alma. Un equipo que no tiene corazón, que no sabe
ofrecer coraje, que no tiene respeto por su camiseta, menos orgullo personal o profesional. Un entrenador
sin carácter para los jugadores y sólo con actitud para defender a sus dirigidos
frente a los ataques que estos tienen al momento de pedirles explicaciones.
Pusilánimes todos, un reflejo cabal de varios sectores de nuestra sociedad.
Miguel Samudio, sin conocer
seguramente los antecedentes futbolísticos y sociológicos de nuestro país ha
dado en el clavo de lo que aquí se considera un “criollito”, un “vivo”, un
“pendejo”. Ha manifestado en concreto. “Trata(n) de impresionar y después arruga(n)”. Acaso
esa no es la mejor definición de lo que es el futbolista peruano. Un mequetrefe
de salón, que se viste con las mejores marcas que nunca pudo tener en su vida
miserable a la que ha abonado el verbo callejero para salir campante en
programas de espectáculos y con mujeres varias, pero que a la hora de la hora: realmente arruga.
Y para completar la explicación
Samudio, incluso ha sentido pena por los jugadores peruanos, exactamente por
esta invención de la prensa deportiva peruana que se llama Jefersson Farfán. Ha
dicho. “Es un buena persona, lo único que me pedía era que no lo golpeara más.
Lo que pasa es que nosotros metemos” ha dicho el defensa, descifrando el
verdadero valor de algunos jugadores nacionales. Sólo le faltó llorar de pena por
la “foquita”.
Y aunque Paraguay tampoco irá al
mundial seguramente ya habrá conseguido consuelo en nosotros. Al igual que
Chile tuvo el consuelo cuando sospechosamente Acazuzo se hizo hacer varios
goles y dejarnos afuera del mundial México 86
o cuando permitimos que Argentina nos goleara misteriosamente(con el
mismo arquero Quiroga que ahora se rasga las vestiduras cuando comenta el pobre
desempeño del equipo) para que pudiera clasificar en el mundial del 78 que
luego obtuvieron.
Nuestro país es la justificación
perfecta que sobre pasa el futbol. Cuando Chile quiso crecer, se justificó en
esta alianza Peruana Boliviana de la Confederación para hacernos la guerra y
despojarnos territorios a ambos países. Cuando Colombia quiso llegar al
Amazonas se justificó del territorio que le quitaron los Yanquis en Panamá y
nos arrebataron Leticia, incluso cuando los bainderantes avanzaban sobre la
Amazonía la justificación era la barbarie y el abandono de estos territorios
que ya eran peruanos, pero que a nosotros no nos importaba.
El accidente del uno a cero frente
a un vergonzoso Paraguay vuelve a vernos en el espejo de lo que realmente
somos. Un país pobre de espíritu, perdedor por costumbre y muchas veces sin
corazón. Y no se hable que nuestros orígenes son grandiosos y diversos y han
estimulado nuestro orgullo y crecimiento económico, ese es un discurso para las
matemáticas. A todo ese discurso le falta la garra, los
huevos, la vergüenza personal. Esos condimentos también son valores de
desarrollo. Paraguay podrá no ir al mundial, pero de esos elementos está llena
su historia guerrera, por eso sabe que siempre tendrá un grupo de criollos
venidos desde otros lugares que se muestran asustados y cagados.
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