viernes, 3 de mayo de 2013

El peor wititi de Elmer Cáceres


   

-    Por Héctor Tintaya Fería

Sin que esta vez se lo haya propuesto, pero adivinando lo que podía pasar, Elmer Cáceres LLica, alcalde de Caylloma y hasta ayer presidente de la Junta de Accionistas de Sedapar, ha bailado el peor wititi en lo que va su gestión de autoridad provincial y ahora de posible “pichón” de candidato al Gobierno Regional de Arequipa. Casi 25 alcaldes provinciales y distritales le han tocado la peor wifala que podía esperar. Le han dicho no a sus pretensiones de notoriedad política al intentar sacar del directorio a James Fernández y Xavier Zagaceta y de paso, han perdido también  los que estuvieron detrás de él. Acaso los auto denominados “cargadores”, dirigentes a sueldo y hasta el propio Juan Manuel Guillén.

¿Pero sólo han perdido Cáceres LLica y sus débiles entornos? o se ha terminado de cerrar el círculo perfecto para terminar el gran negocio que representa construir la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) en La Enlozada por parte de la minera Cerro Verde con una inversión, que ahora es 950 millones de soles, pero que, ¡acuérdense!, fácil superará los mil millones de soles al término de la obra. Cáceres LLica ingenuamente pensó que su supuesta prédica de luchar contra la corrupción le iba a ser suficiente para que los alcaldes se sumen a su gesta de aprendiz de Vladimir Ilich Uliánov trasnochado, con discurso, barbita y todo.

No fue así. Los alcaldes de Arequipa, independientemente de la decisión del Gobierno Regional y las evidentes encuestas de odio contra Sedapar, también tienen sus propios intereses. Algunos intentan repetir el plato, otros quieren tentar cargos arriba y la mayoría sólo anhelan conseguir algunas tuberías, desagües, ambulancias, postas médicas o simplemente cupos laborales para los suyos. Todo esto, claro está, financiado de manera “indirecta” por la minera. Cuando Cáceres los invitó a bailar con el wititi contra la corrupción, inmediatamente se le fueron al cuello y como no supo defenderse y no le alcanzó la talla política para intentar arrearlos, se burlaron de él y hasta el propio James Fernández al final de la Junta de Accionistas, cariñoso y muy al oído le dijo “ya te jodiste hijo de …..”

No dio la talla el pobre Elmer, pero podría significar en realidad una carta bien jugada desde la Av. Kenedy. Quemarlo a esta altura podría ser sintomático, si pensamos que las pretensiones de suceder a Guillén Benavides significan limpiar el camino de los posibles win(es) que se disparan por su propia cuenta. Este puede ser el caso de Cáceres LLica, sin embargo, le puede quedar aliento a raíz del capital político - dirigencial que podría haber conquistado en esta lucha de tomar Sedapar para su catapulta en la ciudad donde aún no es reconocido como potencial sucesor del actual presidente regional.

Más aún si pensamos que la mentada de madre no necesariamente viene del bufón de James, sino de los que están detrás de él, y no necesariamente hablamos de alcalde, sino de los 950 millones que generan y motivan la pedantería de James y su gente. Esa lucha contra el poder absoluto de la minera siempre trae réditos, a veces demagógicos, pero réditos finalmente. Pero lo peor de todo es que el wititi también se le puede estar acabando a Elmer Cáceres, porque estos afanes de tomar Sedapar, lo han alejado irremediablemente de su querida Caylloma donde cada vez es más visto como un turista que como el alcalde que remedia los problemas urgentes de la zona.

Hay en toda esta jugada confabulada con anticipación para sacarlo de la escena, diversos actores con mayor o menor protagonismo. No es gratuito este doble discurso que enarbolan algunos alcaldes distritales y el propio provincial Alfredo Zegarra. Parafraseando su cita mal hecha del burgomaestre en torno al pedido de retiro del directorio de Sedapar “(Así) espantemos las moscas se queda la porquería”, en esta oportunidad ni se han apartado las moscas sino que han aumentado y menos se ha ido la porquería, es más, se han compenetrado aún más.

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