miércoles, 15 de abril de 2009

La esterilidad de la noticia


Talvez estemos asistiendo a una nueva forma de plantear las cosas ante la impunidad de las autoridades




En estos últimos “tiempos” – como dirían los profesores – se va consolidando un fenómeno que hace pensar seriamente en los últimos días de la prensa, no como un libro de Jaime Bayli y sus colegas turcos, sino como una evidente realidad que vuelve cada vez más inoperante y prescindible al periodismo “guerrillero”. La prensa no está pariendo nuevos hijos noticiosos que representen el cambio de actitud de las autoridades cuestionadas y menos documentos en vida que tengan en cuenta los fiscales y jueces, que por lo demás, parecen haber confabulado inconscientemente con el aplastante sistema establecido.

Hay cada día más inmunidad en los reflejos corporales y sociales de los que tienen que ver con el manejo de la cosa pública. No sólo impunidad, pues esta se consigue casi siempre en sonrisas, faldas, componendas y regalitos de una institución que maneja dinero hacia otra que no maneja presupuesto, pero sí administra justicia o vela por el control de los recursos de todos. Inmunidad, porque la fiscalización estruendosa o bulliciosa les ha rebasado de tal manera que han terminado por guardar cierto decoro y se han unido al grito del anónimo que les hace pensar “que no es con ellos” o que “simplemente, están en un sitio donde nadie tiene porque juzgarlos y menos sacarlos”.

Y si la prensa no es capaz de parir un reflejo, entonces estamos al borde del acantilado. Desde el gobierno central se ha observado la tremenda dejadez por dejar en la carpeta del recuerdo varios esfuerzos de la demagogia que sí ha parido olvidos para deleite de este gobierno. El AN (Acuerdo Nacional), El FORSUR (Fondo de Recursos), La ONA (Oficina Nacional Anticorrupción) y ahora el famoso VRAE, parecen haber sido creados para darle en la yema del gusto a los que aspiren a que este país no cambie. Nadie se pregunta ahora si en realidad este es el camino hacia el derrumbe definitivo de un sistema que parece tener más fracturas en las próximas elecciones. Fractura que por demás quisiera ver con ojos de periodista aunque me cueste el pescuezo de la libertad.

Por eso mueren los mismos soldados pobres, amazónicos y menores de edad en zonas que jamás pidieron conocer y las banderas que les ponen encima solo sirve para hacerles conocer de muerto a dos colores que jamás quisieron defender. Por eso las encuestas en nuestra región convierten locuras extremas como la de Charles en una desesperante realidad de gobernar la ciudad sin mayor atisbo o rasguño que pueda hacerle la prensa. Peor aún, parece enaltecerlo, encumbrarlo y hacerlo carcajear, mirándonos como si se tratara de los niños que van al caldero en el video de Pynk Floy en El Muro. Por eso también las zonas pobres y ahogadas hasta el cuello en Punchana son anécdotas de temporada y estaciones naturales del crecimiento del distrito de su alcalde que responde con un silencio también natural.

Y ni hablar de las maquinarias que se pierden en pleno monte como una estrategia de esconderlo todo bajo la yerba del olvido y la impunidad. No pare la prensa y se acercan los días finales del cuchillo verbal que ya no corta las yugulares de nuestras autoridades, quizás estemos asistiendo a una nueva temporada en que la prensa más que un tiro al blanco es ahora un tiro al aire que espera ser llevado hacia la nada, por la nada.

Por Hector Tintaya Feria
federicoabril.blogspot.com

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