miércoles, 28 de octubre de 2009

El Pijuayal y el Día de la canción criolla



En una columna que escribe Paco Bardales (http://diariodeiqt.wordpress.com/) en julio pasado en torno a la entrega de territorio – llámese centros de navegación de Sarimiriza y Pijuayal en Loreto – hay un comentario que parece dar con el verdadero problema que estos “enclaves” han vuelto a generar otra vez en el cotarro político regional a raíz que Alan García y el presidente ecuatoriano Rafael Correa han vuelto a poner el tema en impulso torpemente un día antes de recordarse 11 años de la “gesta” del 24 de octubre de 1998 en Iquitos y que ha despertado otra vez las reacciones de los políticos locales poniendo el parche de sus excusas y advertencias como que nunca estuvieron de acuerdo con esos enclaves, como lo ha dicho hace unos días el presidente regional Iván Vásquez más por posiciones electorales que por una política de apoyo hacia esas zonas.

El comentario de Isaac (http://www.lorito.com/) hacía referencia en el principal escollo a debatir en este asunto antes que caer en el “patriotismo barato” y advertía que el mejor negocio resultaba poner un bar o un hotel en estos dos enclaves porque, debido a su implementación tendrían mayores beneficios tributarios que cualquier otra zona en Loreto, lo cual hacía altamente rentable estos rubros donde se supone uno no tendría que pagar los deberes en estos enclaves como tasas, impuestos y demás como sucede en cualquier parte del país (bueno excepto en estos que se benefician de las exoneraciones). Aunque el canciller que firmó el tratado, Fernándo De Trazegnies, alguna vez dijo que se trataba de territorio inhóspito como lo recuerda el artículo, lo más deleznable no estaba en el desconocimiento y falso amor a los metros de terreno inundables (como refieren los pobladores de Pebas en el caso de Pijuayal), sino en las preferencias económicas a estos centros de navegación en donde obviamente el Perú no podría legislar. La inequidad para con el resto dentro de un mismo territorio que se supone peruano (porque es concesión y no entrega como mal aluden e inducen los candidatos – autoridades y viceversa), genera la injusticia y eso la desigualdad y el descontento.


Esta diferencia con el resto de la región, antes que un celo político o revanchista, será la mejor excusa para que vuelvan aflorar los sentimientos anti - ecuatoriano como ya se han denotado en uno que otro dirigente loretano que aún sigue creyendo que Tiwinza está en territorio regional. Es más, como el acta de implementación de los acuerdos de Itamaraty lo señalan, estos enclaves tendrían previamente que ser condicionados previamente como los servicios públicos y habilitarlos en Saramiriza y Pijuayal para el funcionamiento del Centro de Comercio y Navegación (energía, agua y comunicaciones). Como estos servicios ni siquiera se han implementado en localidades cercanas, obviamente la gente pensará que a un extranjero se le trata mejor dentro del propio terruño y al nacional otra vez se le olvida. Nadie ha hecho algo efectivo por estas zonas que represente un mejoramiento de la calidad de vida de manera esencial y esa será la peor contracampaña para poder implementar estos enclaves.


Día de la canción Criolla

Siempre hay un debate improductivo cuando se acerca el 31 de octubre en torno a lo que deberíamos celebrar los peruanos en estas fechas. Los “patriotas” dicen que antes de todo “el día de la canción criolla” se debe anteponer en nuestra agenda musical debido a las supuestas buenas consecuencias que genera escuchar esta música con ciertos rasgos costeños. Incluso el Ejército Peruano se mezcla en esta discusión y hasta intenta apropiarse en cierto grado de la difusión o extensión de este género por el sólo hecho que al “brujo de los andes”, Andrés Avelino Cáceres le gustaba escuchar los valses. Entonces intentan acreditar que ellos lo masificaron o la transportaron por el país generando un patriotismo – aunque particular por originarse en una zona del país – por lo que ahora deberíamos sentirnos orgullosos.

Escuché a James Beuzeville hablar de una recomendación a las autoridades educativas sobre la implementación de un curso musical que masifique la evaluación en torno a los géneros musicales peruanos como una manera de fomentar la identidad. Es talvez lo más apropiado antes que reclutar, marchar o lamentarse a estas alturas donde la globalización está terminando por desaparecer las identidades de los jóvenes peruanos, lástima que ideas así son muy románticas y distantes a los intereses de largo plazo de los que nos dirigen.

No sé los charlatanes, pero a mi me llega celebrar la música criolla (que no es tan criolla, porque hasta el nombre margina) como me llega también celebrar hallowen que me parece lo más pacharaco que puede hacer tanta gente en un solo lugar de reunión. Si se trata de chupar, basta saber que no se requiere tomar un fin de semana bajo un pretexto encima, basta llamar a un par de puntas, encender la radio en el dial que marque las ganas, el clima, la compañía y la etiqueta del alcohol, para disfrutar un par de horas así sea el día nacional, el día del perro o el día de la canción criolla, porque si se trata de consumismo, para eso están los giles que arman planes y alistan gargantas como si este fuese su última vez que tendrán la oportunidad de tomar el “licor de lar verdes matas” o escuchar a los “guaraperos” de estos cantantes (tanto criollos como hallowenses). Pero bueno, no está demás saber que lo mejor de todo es que estas fechas anuncian la retirada del año.

Lea: http://www.federicoabril.blogspot.com/





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