jueves, 20 de septiembre de 2007

Adios Iquitos II




Dos chelas van a tu nombre José Morante, un “parche” que no se acabe toda la noche y que la madrugada nos devuelva a las buenas infamias y perdures aún, siempre en tus 50 gramos que me acompañarán hasta que me pagues el muchame que me debes. Ya habrá tiempo y harto alcohol. Luz Marina, ojalá no cambies nunca, contigo el periodismo se dignifica. A los amigos que encontré en La Región, al chato Erick un eterno enamorado de la ideal que nunca llega, a la flaca de entonces, Carolina, sigue así de vehemente y no creas en todo lo que te dicen. A los colegas del Rosa Agustina que han hecho que mi perspectiva y cualidad de docente (al menos creo que algo de eso tengo) se acentúe. A Italo, Nestor y esa tribu que se las trae cada vez que se pierde. Hablo de ellos y me duele la úlcera.Al profesor Martín y Daniel, dos extrañas personas de Ica que se comprometían en asistirme amicalmente siempre, extrañas por honestas y por la fácil confianza que generan. Ellos si se quedan porque lo que buscaban con ansias, aparte de la patasca y el vino que nunca hubo, lo encontraron: el amor.


Hasta siempre a una radio que debería ser el referente a cualquier comunicador del Perú. La Voz de la Selva (LVS digital). A Oraldo Reátegui. Entrega esa forma didáctica de entender la radio a toda esa gente distraída e inepta que construye como puede la FM. A Mary Pérez, mil mujeres en una pequeña, fuerte, directa pero sobre todo honesta. Nunca te mueras. Al Pato Darwin. Si alguien fuera inteligente hace rato ya lo hubieran llevado como el principal asesor sobre temas regionales, cómo el no hay, pero hay tanto impresentable en los fueros de la política regional loretana que esta gente inmensamente valiosa pasa desapercibida. ¡Casate ya con Viviana compadre!


Al Salvador, Ruben con su inmejorable humor, Jaya, El Chinín, Mafaldo, Karina, la Sra Olguita. (ya me convertí seño) a Jhon y todos los que hace ahora la radio ojalá nunca se cansen y sigan sintiendo la radio en las venas. No se olviden que mientras más nos detesta el poder, los que somos de verdad, más periodistas somos. Mi pasión no era la radio, me fascina, pero no tengo el talento suficiente para descollar (creo, sigo creyendo ). Lo mío (sin vanidad ni petulancia sino todo lo contrario) son las palabras escritas. Desde que leí unos artículos en Kanatari (donde escribí algunas semanas y donde me premiaron por un cuento navideño loretano ”raro, muy raro”) me impresionó las referencias de la prensa regional, tan apabulladamente directa pero sobre todo de un semanario hoy diario. Era Pro y Contra.


Confieso que cuando llegué quise fervientemente escribir en El Oriente. Para cualquier periodista del mundo debe ser tranquilamente erótico laborar en un medio de las características del decano, pero imagino que nunca se concretó porque me atrapaba la incidencia y el desafío y muchas veces estos dos principios del periodismo político, pueden más con el romanticismo. No soy de pedir favores y eso sí (el orgullo) es algo que se ha instalado en mís tuétanos, pero cuando Jaime me propuso ingresar a Pro y Contra primero como colaborador y luego como periodista “raso, siempre raso”, no dudé.


Me gusta el estilo desenfadado que fácil camina con aquellos diarios alternativos y de secta, pero que a veces influyen más que los tradicionales y de estereotipo formal. Lógicamente aquí encontré bastantes animales nocturnos.Un impresionante animal que no duerme y si lo hace se cansa pronto, incansable bebedor y seductor inconsciente: el Potrillo, capaz de cualquier hazaña de guiness que tenga que ver con la resistencia en la máquina, la radio, la televisión y tiene tiempo para las que mal pagan. A Gregoire y su pasión paternal a Douglas y su buen romance con la edición a Marco Antonio y su impertérrito espíritu policiaco, al chamo Angel y su acelerada picardía a los muchachos de la imprenta que se esconden, se pegan, juegan, riñen, ríen y viven interpretando en la vida real una familia. Al temerario Jaime. Desde hace años me contaron fábulas y cuentos de su vida azarosa y romances políticos, pero una a una he ido descubriendo como aquellos dedos acusadores eran mil veces ruines y doblemente bajos que Vásquez Valcárcel. Habido muchos que nos han estigmatizado ante el “gremio” y por angas y por mangas nos apuntaban como los apestados, eso tiene un doble merito porque no quiero vivir en la comparsa, en la banda, en el común, en lo oficial en esa doble moral del oficio y Jaime piensa así.Una tarde estaba en la calle cuando un “amigo” me recriminó el hecho que haya dejado una radio para ir a un diario que había apoyado la dictadura y en donde sucedían cosas extrañas porque la reputación de sus integrantes era la más sinuosa del “gremio”. Sin querer, en vez de asustarme lo que hizo fue empujarme. El verdaderamente “callejero” y conocedor de mil bares marginales sabe que este oficio se alimenta de lo extraño y lo peligroso y si uno no está dispuesto a sufrirlo entonces que se vaya a pintar uñas. Pero, como muchas cosas en la selva, las mayores diatribas habían sido inventadas por ese rumor que en el aire le dicen “El Sinchi” y se encuentra desde Nanay hasta el último metro de la carretera cimentándose en el tiempo como un verdaderomito urbano.


Ningún cojudo iletrado y cojo verbal va decirme lo que representa Pro y Contra para esa chispa cultural en Iquitos, un diario que me ha permitido estrechar la mano de Bryce debe mi respeto y orgullo perpetuo. Por eso voy a pasar de la defensa oral a la otra defensa ahora que me alejo de el si es que alguien, por allende, diga que en Pro no hacemos periodismo.

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